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ya bastante bien encaminadas. Extenuado de
fuerzas, se vio obligado a retirarse unas semanas
a Caltelnuovo, para recuperar su salud. Es taba
tan debilitado, que preocupaba a sus amigos.
Dejó el Oratorio en manos del teólogo Borel y,
acompañado de algunos de los mejores muchachos,
abandonó Turín en los primeros dias ((**It2.321**)) de
octubre y partió para I Becchi a respirar aire
puro. Su hermano José, avisado de la compañía que
se llevaba don Bosco, arregló y organizó el henil
para que sirviera de dormitorio, preparó, con
ayuda de su buena madre Margarita, todo lo
necesario para hacer agradable la estancia de su
hermano y sus pequeños huéspedes y les dispensó la
mejor acogida que pudo. La silenciosa casita se
convirtió en aquellos días en morada llena de
alegría, una alegría que se renovó durante muchos
años, en la época otoñal.
Al cabo de algunos días escribió don Bosco al
teólogo Borel una de aquellas sus cartas, en cuyas
líneas se respira una suave ingenuidad.
<((**It2.322**)) El
próximo jueves empezaremos la vendimia: por aquí
se presenta una buena cosecha, en los pueblos
vecinos las vides han sido atacadas por los
insectos o por el granizo (Genta y Gamba no me
dejan escribir con su bulla). Estoy preparando una
buena botella de vino, no para usted, sino para
don Pacchiotti. El próximo domingo
1 Rabello, es un juego de naipes con arrastre,
es decir, jugando carta, a la que han de servir
los demás jugadores. (N. del T.).
(**Es2.246**))
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