Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es2.244**)((**It2.318**)) CAPITULO XXXIV LA MARQUESA BAROLO VA A ROMA -VICENTE GIOBERTI Y SU PROLEGOMENO -DON BOSCO DE VACACIONES EN MORIALDO -UNA CARTA AL TEOLOGO BOREL -DON BOSCO PREDICE LA NDACION DE LA CONGREGACION SALESIANA -OTRA CARTA AL TEOLOGO BOREL -LAS ENFERMAS DEL HOSPITALILLO LA marquesa Barolo, tras varios años de experimentación de las Constituciones compuestas para el Instituto de las Her manas de Santa Ana y las religiosas de Santa María Mag dalena, creyó llegado el momento de ir a Roma para presentarlas a la Santa Sede y pedir su aprobación. No se desanimó al enterarse de que esto no era tan fácil de obtener y que últimamente había sido de negado a algunas respetables congregaciones, ya existentes hacía años, entre ellas a las Hermanas de San José. Con el parecer favorable del Arzobispo, se puso en camino a fines de septiembre de 1845. Precedióla en el viaje a Roma Máximo d'Azeglio, el cual iba además, para otros fines muy diversos. Había aceptado, tal vez se lo habían impuesto, el encargo de unir a todas las sociedades secretas para un mismo fin, haciendo coincidir sus disposiciones y trabajos de cara a la reivindicación de la independencia y unidad nacional, bajo la dirección y el cetro del rey Carlos Alberto. ((**It2.319**)) A tal objeto, el Marqués carbonario recorrió durante el otoño las Marcas, buena parte de la Romaña y Toscana, insinuando a los sectarios que cesa ran en los motines y levantamientos armados, para comenzar una guerra legal contra el Papa y poner la confianza en el rey del Piamonte. Muchas Logias querían la república y no eran pocas las que recelaban de las promesas hechas en nombre del Rey. Las razones con que pretendía persuadirlos eran tan falsas como brutales. -Si pidiéramos a Carlos Alberto, decía, que se comprometiera a hacer algo contra sus intereses, tal vez tendríais razón. Pero se le pide nuestro bien y sobre todo el suyo; se le pide que nos permita ayudarle a ser más grande, más poderoso de lo que es... Si invitáis a un ladrón a ser un hombre de bien, y a que os lo prometa, podríais (**Es2.244**))
<Anterior: 2. 243><Siguiente: 2. 245>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com