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((**Es2.227**) uso, distinto de aquel para el que fue erigida, por mayoría de votos resuelve denegar lo que se solicita>>. Intervención N.22, 3 de julio de 1845 Firmantes: BOSCO DE RUFFINO, Sindico; D. POLLONE, Jefe de Contabilidad; CESAR SALUZZO; VICTOR COLLI>>. Cuando don Bosco recibió esta negativa, se resignó a las disposiciones de la Providencia, de la que esperaba con seguridad la ayuda que los hombres le negaban. Experimentó un gran consuelo subiendo a San Ignacio, a hacer ejercicios espirituales: allí obtuvo del Señor las gracias que para sí necesitaba y condujo a su Divina Majestad, en el sacramento de la penitencia, a más de un hijo que había abandonado la casa paterna. Al mismo tiempo, como indica el teólogo Borel en sus memorias, tenía una alegría singular con el recuerdo de una hermosa fiesta, con numerosas comuniones, celebrada unos días antes en su pequeña capilla. En la iglesia de San Francisco no se podía celebrar la fiesta de San Luis con mucha pompa y clamorosas manifestaciones de afecto, debido a la gran afluencia de público durante todo el día a aquella iglesia. En cambio, en el Refugio don Bosco era como el amo de su capilla, y pudo entretener mañana y tarde a los jóvenes según su gusto. Desde aquella fecha todos los años ((**It2.295**)) solemnizaba esta fiesta cada vez con más esplendor, pues se servía eficazmente de ella para inculcar a los muchachos el amor a la santa pureza. Resulta difícil referir exactamente su afán para prepararlos bien a esa fiesta. Si todavía se sigue celebrando en el Oratorio de Turín y en todas las casas salesianas, con tanta alegría, se debe al celo que él puso desde el principio y que quiso continuara como tradición en todos sus hijos espirituales. (**Es2.227**))
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