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CAPITULO XXX
EL ORATORIO EN SAN PEDRO AD VINCULA -LA CRIADA DEL
CAPELLAN -UNA CARTA DE DENUNCIA -DOS CASOS
DESGRACIADOS -LOS MUCHACHOS DEL ORATORIO
DESPEDIDOS DE SAN PEDRO -ANALOGIA ENTRE ALGUNOS
HECHOS DE LA VIDA DE SAN FELIPE NERI Y LA DE DON
BOSCO -TRAMITES PARA NOMBRAR A DON BOSCO CAPELLAN
DE SAN PEDRO AD VINCULA -EL MUNICIPIO NO ACEPTA LA
PETICION -LA FIESTA DE SAN LUIS
NADA ni nadie podía apartar del pensamiento de don
Bosco la idea del Oratorio. Su prudencia ya
preveía que un día debería abandonar los locales
del Hospital. Y, ante el temor de que los jóvenes
pudieran quedar abandonados, siquiera por breve
tiempo, empezó a buscar por una y otra parte un
lugar más cómodo y seguro. La Marquesa Barolo, por
su parte, más de una vez había mostrado su
disgusto al ver invadida aquella casa por
muchachos, cuyo vocerío le parecía que estorbaba a
las instituciones vecinas. Por si algo faltaba,
los irreflexivos chiquillos habían arrancado
alguna flor del rosal que adornaba el paseo de la
entrada, y con ello habían disgustado a la
Marquesa, la cual dio sus quejas a don Bosco.
Con todo esto, salía él una mañana del Refugio,
absorto en sus meditaciones. Caminaba al acaso
cuando se encontró ante la ((**It2.287**)) iglesia
de San Pedro ad Vincula. Allí le vino la idea de
presentarse al capellán, un tal don José Tesio,
excapuchino, rogándole le permitiese reunir en
ella, por algún tiempo, a sus jóvenes. Don Tesio
ni siquiera le dejó que terminara de exponer su
petición. La mar de satisfecho, le dijo:
-íVenga, venga con sus muchachos, don Bosco!
Tendré mucho gusto en ello.
Seguramente el Ayuntamiento no había comunicado
todavía al capellán y a los catequistas su
deliberación, ya que éstos se habían retirado de
San Pedro, después del cumplimiento pascual de sus
alumnos. Don Bosco quería hacer una prueba y la
marquesa Barolo aprobó el plan que secundaba sus
intenciones.
El domingo 25 de mayo, don Bosco celebró las
funciones de la
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