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satisfechos y planearon y manifestaron sus
proyectos para más adelante. Pero, como aquella
iglesia pertenecía al Municipio, no faltó algún
mal intencionado que informase a la Ragioneria 1
de estos proyectos. La Ragioneria de entonces era
algo más de lo que hoy se entiende por Junta
Municipal. La formaban los principales concejales
municipales, en cuyas manos se encontraban todos
los poderes de la administración ciudadana. El
jefe de dicha Ragioneria, que llamaban jefe de
cuentas (interventor) era el primer jefe de
Decuria y Vicario de la ciudad, y superior al
mismo alcalde. Era vicario a la sazón, el marqués
de Cavour.
El Municipio admitió la denuncia: en efecto,
existe en los archivos municipales la siguiente
deliberación, con fecha del día de Pascua: <<23 de
marzo de 1845. La Ragioneria, después de oír las
novedades introducidas de ciertas reuniones de los
llamados catecismos, en la capilla del cementerio
de San Pedro ad Víncula, deliberó que en adelante
se prohiba el acceso a esa capilla para el empleo
de la mencionada función, rogando, si es el caso,
a los señores alcaldes ((**It2.281**))
intervenga la autoridad del Vicario para impedir a
los catequistas las numerosas reuniones que allí
desearían tener>>.
Era el principio de las tribulaciones que
habían de poner a prueba la constancia de don
Bosco en su empresa. Pero él no temía nada, porque
estaba convencido de su vocación.
Entretanto, orgulloso de ser miembro del reino
de Jesucristo, se dirigió a Roma, centro de la
unidad, inclinándose ante el primado no sólo de
honor, sino de plena jurisdicción del Romano
Pontífice sobre toda la Iglesia. Con estos
sentimientos, hacía llegar a su Santidad Gregorio
XVI una súplica de favores espirituales,
extensibles en parte a cincuenta de los
principales colaboradores, o sea, Cooperadores y
Cooperadoras, que con celo particular dedicaban
sus afanes en beneficio espiritual y material de
sus muchachos. Este era el texto de su súplica y
del Rescripto Pontificio favorable.
Beatísimo Padre:
El sacerdote Juan Bosco, de Castelnuovo de
Asti, diócesis de Turín en Piamonte, con licencias
para confesar, humildemente postrado a los pies de
Vuestra Santidad, encarecidamente suplica:
1 Ragioneria: era algo así como lo que hoy
llamamos Intervención. El interventor o jefe de
intervención es un empleado que fiscaliza ciertas
operaciones a fin de que se hagan con legalidad.
(N. del T.)
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