((**Es2.21**)
Haced mártires y víctimas... Ya encontraremos
nosotros quien sepa pintar las cosas como mejor
nos conviene>>. 1
Entre tanto, para que se cumplieran estas
directrices se había establecido en Roma uno de
los principales sectarios, miembro de la alta
masonería y jefe oculto de la misma en Italia.
Ocupaba un puesto diplomático en una delegación
italiana. Noble, rico, elocuente, erudito, pero
sobre todo astuto, audaz, impostor, corrompido y
cínico, recibía sumas inmensas de los judíos de
Prusia, de Inglaterra, de Silesia, de Portugal, de
Hungría y de otros puntos, con la esperanza de
poder destruir en breve el Cristianismo y hacer
resurgir la antigua Jerusalén. Este individuo
manifestaba así por carta a uno de sus cómplices
sus proyectos y deseos satánicos contra la Santa
Iglesia.
((**It2.13**))
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>>Si un día triunfamos y, para eternizar
nuestro triunfo, fuere necesario el derramamiento
de sangre, no hay que conceder a las víctimas
señaladas el derecho a morir con dignidad y
firmeza. Esas muertes no sirven más que para
mantener el espíritu de oposición y proporcionar
al pueblo mártires, cuya sangre, ya fría, se
complace en contemplar con admiración. íEs un mal
ejemplo!... El hombre que necesita ser llevado en
brazos al patíbulo, deja de ser hombre peligroso.
Pero, si sube a pie firme y mira a la muerte con
rostro impasible, aunque sea culpable, gozará
siempre del aplauso de las multitudes.
>>Yo no he nacido cruel; y espero no tener
nunca un instinto sanguinario. Pero el que quiere
un fin, quiere los medios. Por eso digo que, en un
determinado caso, no debemos, no podemos, aun en
favor de la humanidad, dejarnos cargar de mártires
a nuestro pesar. Crees tú, acaso, que ante la
actitud de los primeros cristianos, no hubieran
hecho mejor los Césares atenuando, en provecho del
Paganismo, aquellos heroicos deseos halagadores
del cielo, en vez de dejar que creciera la
simpatía del pueblo por una hermosa muerte? No
hubiera sido mejor procurar remedios contra la
fuerza del alma debilitando el cuerpo? Una droga
bien preparada y mejor administrada, que hubiera
debilitado al paciente hasta la postración,
hubiera sido, a mi parecer, de un efecto
magnífico. Si los Césares hubieran empleado en
este asunto las Langostas de su época, estoy
persuadido de que nuestro viejo Júpiter Olímpico y
todos sus diosecillos de segundo
1 Cretineau Joly. L'Eglise Rom. en face de la
révol. Vol. II, pág. 119 y sig.(**Es2.21**))
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