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((**Es2.204**)((**It2.262**)) CAPITULO XXVIII DEVOCION DE DON BOSCO AL ANGEL DE LA GUARDA -COMO LA RECOMENDABA A SUS MUCHACHOS -UN MUCHACHO ALBAÑIL SALVADO POR SU ANGEL EN UNA CAIDA MORTAL -DON BOSCO PUBLICA UN FOLLETO TITULADO: <> A finales de este año terminaba de escribir don Bosco un librito sobre la devoción al Angel de la Guarda. Lo había empezado en la Residencia Sacerdotal. Daba gracias en él al Señor, por el gran favor de haberle puesto bajo la custodia de un ángel; mil veces se lo oímos repetir: <>. Por eso profesaba tierno afecto y gran devoción a su Angel de la Guarda y celebraba cada año su fiesta. Estaba tan persuadido de tenerlo a su lado que parecía lo viese con sus ojos. Le saludaba varias veces al día con el Angele Dei y confiaba del todo a su protección las circunstancias todas de la vida. ((**It2.263**)) Se encomendaba a sí mismo y le encomendaba a todos sus muchachos; me atrevería a decir que este celestial espíritu le ayudaba en la fundación y gobierno de sus obras. Un día narraba don Bosco cómo la beata Juana de la Cruz fue favorecida desde niña con la presencia visible de su ángel custodio, cómo, guiada por él, había abrazado el estado religioso y cómo, cuando fue superiora del monasterio, desempeñaba maravillosamente los asuntos más difíciles. Surgieron en la comunidad algunos inconvenientes y el Angel le señalaba el modo y los medios para corregir los defectos de las demás. Esta narración me sugirió la idea de que también él gozaba de tan insigne favor y no pude apartar de mí tal pensamiento en modo alguno. En efecto, no es cierto que durante el curso de su vida manifestó los más arcanos secretos que humanamente 1 Salmos XCI, 1 1. (**Es2.204**))
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