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año pasado terminó los cursos de moral; durante
este año ha hecho de ayudante de clase y de
confesor en la iglesia pública. Es hora de
colocarle y de que deje su puesto a otro en la
Residencia. Si le dejamos ir de vicario a un
pueblo, perdemos un sacerdote: tendría un campo
muy reducido y no podría hacer el gran bien, al
que el Señor lo llama. Vea usted si hay forma de
reternerlo con algún empleo en la capital. Es algo
necesario. Está dotado de gran actividad y celo;
hará un gran bien a la juventud. Está destinado
por la Providencia a ser el apóstol de Turín.
El teólogo Borel, que ya era amigo de don
Bosco, quedó contentísimo de la propuesta y tomó
por su cuenta el encargo. Pocas semanas antes,
había recibido de la marquesa Barolo encargo de
buscarle un director espiritual para el
Hospitalillo de Santa Filomena y se apresuró a
proponerle a don Bosco. La Marquesa aprobó la
elección; pero advirtió que, para recibir a su
recomendado, había que esperar todavía los meses
que faltaban para habilitar el edificio recién
construido. El teólogo Borel insistió:
-Conviene tomar en seguida a este joven
sacerdote, porque si no, lo mandarán ((**It2.226**)) a otro
destino, y ya no se podrá contar con él.
Don Bosco es un sacerdote que, a mi parecer, no
hay que dejar escapar.
Consintió la Marquesa y asignó a don Bosco, a
partir de entonces, o sea, seis meses antes de
entrar en su cargo, el estipendio de seiscientas
liras anuales, mientras, por su parte, el teólogo
Borel le cedía, para residir, una de sus
habitaciones en el Refugio 1.
Mientras se ultimaban los preparativos, se
llegó a mediados de septiembre. Don Cafasso,
queriendo poner a prueba a don Bosco, le llamó y,
como si no recordara el solemne consejo que le
había dado unos meses antes, le dijo:
-Ya ha acabado usted sus estudios, ahora, a
trabajar. En los tiempos que corremos, la mies es
abundante. A qué se siente usted más inclinado?
-A lo que usted me indique, respondió don
Bosco.
-Hay tres empleos para usted: vicario en
Buttigliera de Asti, pasante de moral aquí en la
Residencia y director del Hospital de Santa
Filomena, vecino al Refugio. Qué elige?
-Lo que usted juzgue conveniente.
1 El Refugio es el Instituto Barolo de hoy,
gran colegio de niñas, situado entre la Pequeña
Casa de la Divina Providencia (Cottolengo) y el
Oratorio Salesiano (Don Bosco). (N. del T.)
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