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propone, primero, recitar la Corona con la
indicación de los siete principales dolores de
María, los cuales se pueden meditar después con
siete breves consideraciones distintas, como suele
hacerse en el Vía Crucis.
>>El Señor nos ayude con su gracia y bendición
para alcanzar el fin deseado, de modo que nuestra
alma quede vivamente impresionada con el frecuente
recuerdo de los dolores de María, con provecho
espiritual del alma; y todo para mayor gloria de
Dios>>.
Este libro anónimo, impreso en la tipografía de
Speirani y Ferrero, alcanzó gran difusión entre el
pueblo y se hicieron varias ediciones del mismo.
Es una demostración del tierno afecto que don
Bosco alimentó siempre por la pasión de Jesús y
los dolores de la Madre Celestial, afectó vivísimo
que hemos podido observar en don Bosco hasta sus
últimos días. No al azar dispuso la Divina
Providencia que sobre su tumba pintar el eximio
artista Rollini el cuadro de María Santísima de
los Dolores. Allí está ese cuadro 1 para recordar
a los hijos de don Bosco la gran recomendación del
Padre de no causar jamás dolor con la propia
conducta a esta su amorisísima Madre, de suerte
que de ninguno puede Ella decir: <>. 2
1 El cuadro se encuentra todavía presidiendo el
altar de la capilla, colocado sobre lo que fue
tumba de don Bosco, en Valsálice. Está pintado en
la pared por el artista José Rollini, antiguo
alumno del Oratorio (N. del T.).
2 Jeremías, Lamentaciones, I, 12.
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