((**Es2.133**)((**It2.164**))
CAPITULO XVIII
EN EL HOSPITAL DE SAN JUAN -CONVERSION DE UNA
PECADORA POR OBRA DE DON BOSCO -PECADO CALLADO EN
LA JUVENTUD Y CONFESADO EN PELIGRO DE MUERTE -DON
BOSCO PREDICE, CONFESANDO A UNA SEÑORA, UN RIESGO
INMINENTE Y LE ACONSEJA, PARA VERSE LIBRE, QUE
INVOQUE AL ANGEL CUSTODIO
EN el ejercicio del sagrado ministerio le
sucedieron a don Bosco casos verdaderamente
maravillos que merecen, por lo menos, ser
mencionados. Los expondremos a medida que
avanzamos en la historia de su vida. Pero no
podemos dejar de narrar algunos.
Estaba en 1844 en el hospital de San Juan una
pobre mujer tuberculosa, en la última fase de su
enfermedad. Había llevado una vida deplorable, y
se temía acabara con una muerte desastrosa.
Enredada en mil intrigas, rea de enormes pecados,
embrollada en perjuicios causados a los bienes
ajenos, hacía muchos años que no recibía los
santos sacramentos. Se enfadaba con el Rector del
hospital, los capellanes, las monjas y cuantos
intentaban persuadirla a que se confesara. En su
demencia, había rechazado al propio don Cafasso,
arrojándole a la cara un vaso. ((**It2.165**)) El
Santo sacerdote informado de que a la desgraciada
le quedaban pocos días de vida y, temiendo pasara
a la eternidad en aquel estado, dijo a don Bosco
al volver a la Residencia:
-íVaya usted!
Don Bosco fue. Entró por entre las dos hileras
de camas. Caminaba lentamente. Se detuvo a hablar
con las enfermas que estaban junto a la cama de la
que era objeto de su visita. Pero a ella no la
miró, no le dijo una palabra. Pasó adelante y, sin
pararse, se entretuvo con la que estaba del otro
lado. La pobre tuberculosa seguía con la mirada al
sacerdote y, al ver que no se detenía con ella,
que no le decía nada, y que ni siquiera la miraba,
dijo:
-Y no viene a mi?
(**Es2.133**))
<Anterior: 2. 132><Siguiente: 2. 134>