((**Es2.127**)((**It2.155**))
CAPITULO XVII
LA ESPERANZA CRISTIANA -EL PENSAMIENTO DEL PARAISO
1 -INSTA OPPORTUNE ET IMPORTUNE -DON BOSCO COEPIT
FACERE ET DOCERE 1 -SU FORMA DE PREDICAR Y
CONFESAR -EL HEDOR DE LOS PECADOS -INSTITUTOS Y
HOSPITALES DONDE PRESTA SU ASISTENCIA -DON BOSCO
SUFRE UN EXANTEMA
LOS consejos que don Bosco daba a los demás para
el trato con los jóvenes y penitentes eran los que
él practicaba. Y el bien inmenso que de ese modo
hizo, a través de la predicación y del sacramento
de la penitencia, sólo puede explicarse por la
viva confianza y firme esperanza en Dios, último
fin, que informaban toda su vida. Confiado en los
méritos de Jesucristo y sin la menor presunción,
tenía por segura su salvación eterna, puesto que
la infinita bondad de Dios le perdonaría sus
pecados, le daría los auxilios necesarios para su
propia santificación y la gracia de la
perseverancia final. <((**It2.156**))
misericordia de Dios. Nunca se le vio tumbado por
angustias de conciencia. Hablaba del paraíso con
tanta viveza, tanto gusto y efusión de corazón,
que enamoraba a quien le oía, y era evidente que
la esperanza de los bienes celestiales le alejaba
de él todo temor a la muerte. Hablaba del cielo
como un hijo habla de la casa paterna; el deseo de
poseer un día a Dios le enardecía más que la misma
promesa del premio y se sentía fortalecido con las
palabras de San Pablo: <>. 2 Y el teólogo Ascanio
añadía: <>.
1 (Insiste a tiempo y a destiempo.) Don Bosco
(empezó a hacer y enseñar).
2 A los Romanos, VIII, 17.
(**Es2.127**))
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