((**Es2.125**)
hora de exponer el estado de su conciencia;
insistid en que vayan a confesarse frecuentemente.
Es éste el mejor de los medios para mantenerlos
alejados del pecado. Poned en juego todos vuestros
recursos para que pongan en práctica los avisos
que les podáis dar, encaminados a que no vuelvan a
caer. Corregidlos con bondad, y jamás los riñáis;
como les riñáis, o no volverán a confesarse con
vosotros u os callarán aquello por lo que les
reñís.
>>2§. En cuanto os hayáis ganado su confianza,
averiguad con prudencia si las confesiones pasadas
fueron buenas, pues autores célebres en moral y
ascética y de larga experiencia, y especialmente
una determinada persona de autoridad que tiene
todas las garantías de estar en lo cierto, todos
ellos, están de acuerdo en que, por lo general,
las primeras confesiones de los jóvenes, si no son
nulas, son al menos defectuosas, o por falta de
instrucción, o por omisión voluntaria de algo que
se había de confesar. Invítese al joven a que se
haya perfecto cargo de su conciencia, sobre todo
en lo tocante al espacio de tiempo que va de los
siete a los diez o doce años. A esa edad se tiene
ya conocimiento de la gravedad de ciertas cosas,
mas no se les da importancia o bien se ignora el
modo de confesarlas. El confesor obre con mucha
prudencia y con una gran delicadeza, pero no deje
de hacer algunas preguntas en relación con la
virtud de la modestia.
((**It2.153**))
>>Quisiera hablar largamente de esta cuestión,
pero lo dejo estar, por no sentar cátedra de
maestro en algo en que me considero pobre y
humilde discípulo. Aquí dejo dichas esas pocas
palabras porque creo en el Señor que pueden
resultar útiles para el bien de la juventud; en
bien de ella he decidido emplear todo el tiempo
que Dios tenga a bien concederme en este mundo>>.
En una memoria escrita para sus hijos los
Salesianos en 1845, se expresa así: <>.
(**Es2.125**))
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