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CAPITULO XVI
TERCER AÑO EN LA RESIDENCIA SACERDOTAL -OCUPACION
PRINCIPAL DE DON BOSCO -INSTRUCCION CATEQUISTICA
RAZONADA -CONSEJOS PARA CONFESARSE BIEN -NORMAS
PRACTICAS PARA LOS CONFESORES DE LOS NIÑOS -AVISOS
SENCILLOS PARA LOS QUE SE DEDICAN A LOS ORATORIOS
FESTIVOS
EL teólogo Guala concedió a don Bosco continuar un
año más en la Residencia Sacerdotal, favor que
solamente solía concederse a quienes se
distinguían por su piedad y estudio. Así que,
apenas terminó la novena y fiesta del Rosario en
Castelnuovo, don Bosco volvió a San Francisco de
Asís. Le encargaron de dar los repasos
extraordinarios y también a lo largo del año, de
ayudar a algunos alumnos retrasados y necesitados
de mayores conocimientos.
Entró ese año en la Residencia, para empezar
sus cursos de moral práctica, don Giacomelli.
Estaba en clase al lado de don Bosco;
de este modo pudo observar su atención a las
lecciones, pese a otras múltiples ocupaciones
hijas de la obediencia y de su caridad.
La principal de sus ocupaciones seguía siendo
la del Oratorio festivo, con la instrucción
catequística, que siempre tuvo como base de la
educación moral de sus pilluelos.
((**It2.149**)) Por
esto, cuando pedía ayuda al Señor, repetía con
frecuencia: <>. Su
enseñanza no se reducía a la simple repetición
material de las áureas preguntas y respuestas del
manual del Catecismo, sino que las ampliaba con la
explicación de milagros y profecías tomadas de los
libros santos, que demuestran que es Dios quien ha
revelado las verdades que se deben creer, quien ha
mandado con su ley lo que se debe hacer y lo que
se debe evitar. Sólo así justifican los niños su
fe; porque, si falta la persuasión, las creencias
vacilan y las pasiones y el error acaban por
anular por completo el santo temor
1 Salmo CXVIII, 130.
(**Es2.122**))
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