((**Es2.107**)
Santos. Explicaba la eficacia de las mismas y
desaprobaba los prejuicios de los que exageran las
dificultades para adquirirlas. Y decía:
<>.
Y más tarde solicitó y obtuvo de la Santa Sede
muchísimas indulgencias en favor de sus Casas y de
todos los fieles, mediante la práctica de alguna
obra de caridad y devoción.
((**It2.129**)) Al
volver a Turín se encontraba más preparado para
atender al bien de las almas de sus muchachos, a
quienes podía confesar.
A este propósito escribía a fines de 1842 en
una libretita estos propósitos:
<>Me acercaré al sacramento de la penitencia
cada ocho días y procuraré practicar los
propósitos que haré cada vez en la confesión.
>>Cuando me pidan oír en confesión a los
fieles, si hay urgencia, interrumpiré el oficio
divino y haré más breve la preparación y acción de
gracias de la misa para prestarme a ejercer este
santo ministerio>>.
Entretanto, don Bosco se industriaba para que
las reuniones dominicales resultaran lo más amenas
posible. Sabía tocar discretamente el órgano y el
piano, había estudiado algunos de los métodos más
famosos para aprender a tocar y cantar, y su voz,
de gran extensión, alcanzaba armoniosamente hasta
el do de la segunda octava. Pues bien, como se
acercaba ya la fiesta de Navidad, quiso preparar
un villancico en honor del Niño Dios. Compuso y
escribió la letra apoyado en la barandilla de un
pequeño coro de la iglesia de San Francisco. El
mismo la puso en música. He aquí la letra:
((**It2.130**))
Entonad con voz de júbilo
gratos cánticos de amor,
que ha nacido un tierno Niño,
vuestro Dios y salvador.
Oh, cuán luciente -es cada
estrella,
la luna muéstrase -fúlgida y
bella,
la noche ahuyenta -nuevo
esplendor.
Coros angélicos -que el Cielo
encierra
bajan cantando: -<>.
Y otros respóndeles: -<<ígloria
al Señor!>>
(**Es2.107**))
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