((**Es2.106**)
<> LUIS, Arzobispo
Al señor don Bosco en la Residencia Sacerdotal de
San Francisco.>>
((**It2.128**)) Cuando
el señor Arzobispo le hacía semejante proposición
a don Bosco, es porque sin duda conocía
perfectamente su caridad, su celo y su disposición
para consagrarse al bien de las almas,
especialmente de la juventud, a más de su
prudencia y preparación sacerdotal.
Don Cafasso y el teólogo Guala le examinaron,
le declararon apto para confesar y le concedieron
licencia provisional, es decir, con la obligación
de presentarse al examen definitivo, que sólo se
acostumbraba dar después del segundo año de
estudio en la Residencia. Esto era una excepción
extraordinaria a la regla, como afirmaron don
Giacomelli y don Bonetti.
Con gran alegría lo recibió en Cinzano el
venerado tío de Comollo, y don Bosco se entregó
enseguida al trabajo. Predicó durante una semana
entera sobre las indulgencias y los medios para
ganarlas y atendió al confesonario. Acudía gente
hasta de los pueblos vecinos.
Era muy particular la fe que don Bosco tenía en
las indulgencias, que procuraba ganar cuantas
podía, y exhortaba a ello a todos siempre que se
le presentaba la ocasión. Animaba a todos a
estimarlas y a enriquecerse con este tesoro
espiritual, derivado de los méritos infinitos de
Jesucristo, de la Bienaventurada Virgen María y de
los
(**Es2.106**))
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