((**Es19.68**)
de aquella que tan felizmente evocaba vuestro
pequeño intérprete, en la que tuvimos la
satisfacción de comprobar vuestro progreso
escolástico y entregar con nuestra mano a los más
dignos la ambicionada recompensa.
Se abre nuestra alma a vosotros y os saluda y
os felicita y se felicita al volveros a ver y os
envuelve en la gran bendición que, por medio de
vuestro intérprete, habéis pedido. Es una
bendición que os abraza a todos vosotros los aquí
presentes y a todos los que queréis representar y
quieren ser representados por vosotros; a
vosotros, los exalumnos y Socios del Círculo, que
representáis el fruto ya maduro, la flor
plenamente desarrollada de la obra de don Bosco; a
vosotros los alumnos internos y externos del
Colegio del Corazón de Jesús, y especialmente a
vosotros, los huérfanos de guerra, predilectos del
Corazón de Jesús por vuestra desdicha que, también
por esto, sois los más queridos y predilectos de
nuestro corazón, y queréis compensar vuestra
desgracia con esta bendición; a vosotros, bravos
Exploradores; a vosotros todos los que habéis
querido adornar esta reunión con vuestros
conciertos vocales e instrumentales. A todos
vosotros os envuelve nuestra bendición; mas, por
encima de vosotros y antes que vosotros, es para
aquellos que se ocupan con particular afecto de
vuestra educación; para esos que, en nombre de
Jesús y de Su Siervo el Venerable don Juan Bosco,
educan vuestra vida joven en los principios de la
educación cristiana, y os dan así un tesoro y un
don, cuya preciosidad no podréis apreciar en toda
la vida, y cuyo inmenso e inapreciable valor iréis
sintiendo más sólidamente cada día, a cada hora.
((**It19.72**)) Nos
resulta imposible veros, sin contemplar el gran
espectáculo que se levanta y despliega tras
vosotros, de millares, centenares de millares,
millones ya, de jóvenes, de hombres hechos, en
todas las posiciones sociales, en las más variadas
condiciones de vida, que bebieron los tesoros de
la educación cristiana en las fuentes del
Venerable don Bosco. Este espectáculo magnífico es
el mayor monumento y el más glorioso que se pueda
levantar a vuestro Padre y frente al cual todo
monumento material es algo muy pequeño y pobre.
En esta amplitud de miras resulta hermoso
sentirnos al unísono con otra solemne fiesta, que
hoy mismo se celebra en Turín, en honor del que es
honor de la familia Salesiana, el cardenal
Cagliero. Damos gracias a Dios por habernos
concedido aportar el tributo de nuestra particular
complacencia y de nuestro paternal afecto hacia
tan generoso campeón de la obra Salesiana que -por
todo lo que hizo y la generosidad que en ella
desplegó- fue verdaderamente obra de misionero y
de regeneración cristiana y cívica de una vasta
zona del mundo.
Y celebramos desde lejos verle sentado junto a
la figura benemérita del Padre Francesia, tan
velada de modestia y también tan genuina y sólida
gloria de la familia de don Bosco.
Nos es, por tanto, particularmente grato
derramar nuestras bendiciones en esta hermosa hora
sobre todos vosotros, Salesianos y alumnos
próximos y lejanos. Que el Espíritu de Dios
descienda y establezca su morada en vosotros y os
conceda todas sus gracias y favores. Que selle él
en vosotros los alumnos el inestimable beneficio
de la educación cristiana, que estáis recibiendo o
que habéis recibido bajo la guía de los hijos de
don Bosco. Que este tesoro permanezca en vosotros,
madure y produzca siempre frutos abundantes, de
los que es fuente inagotable. Y que esta divina
bendición os acompañe en todos los pasos de
vuestra vida, esa vida que se abre, casi
inexplorada todavía, para todos vosotros, pequeños
o grandes, y consagre vuestros dignos
sentimientos, y especialmente el propósito y el
empeño de conservar inviolables en vosotros los
bienes de la cristiana educación y de propagar su
beneficio con el ejemplo de la fidelidad generosa
y valiente a Jesucristo, a su santa Fe, a la
santa(**Es19.68**))
<Anterior: 19. 67><Siguiente: 19. 69>