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Después de este decreto se introducía la Causa,
o lo que es lo mismo, se aceptaba por la Santa
Sede para el desarrollo de la misma hasta la
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canonización. Por efecto del mismo, ninguna
autoridad eclesiástica podía ya actuar en la
Causa, sin permiso de la Congregación de Ritos. A
partir de la introducción de la Causa le
correspondía al Siervo de Dios el título de
Venerable, que no autoriza para ningún culto
público 1. El sucesor del Venerable, intérprete
del sentimiento común, apenas recibió comunicación
oficial del decreto, elevó un himno de júbilo,
escribiendo el seis de agosto a todos sus
queridísimos hijos de la Congregación:
íDon Bosco ya es Venerable! Es ésta la fausta
noticia por la que hace tantos años suspirábamos y
que finalmente nos llegó en alas del telégrafo el
veinticuatro de julio último. Este es el feliz
anuncio que, repetido en todas las lenguas por
medio de los periódicos, ha alegrado el corazón de
innumerables amigos y admiradores de don Bosco.
Estoy seguro de que, por muy remota que pueda ser
la morada de muchos Misioneros nuestros, también
en aquellos inmensos desiertos de América habrán
recibido la noticia de este alegre suceso. No
quise, sin embargo, dar comunicación oficial del
mismo hasta leer con mis ojos el Decreto de la
Sagrada Congregación de Ritos y besar con
transportes de alegría la firma del Augusto
Pontífice Pío X, que se dignó confirmar el voto. Y
este inefable consuelo me fue concedido en estos
últimos días, cuando nuestro querido Procurador
General, don Juan Marenco, el cual actuó tanto
hasta llegar el asunto a su término, vino a
traerme personalmente el precioso documento.
íDon Bosco ya es Venerable! Cuando me tocó
comunicar con mano temblorosa a toda la familia
salesiana la muerte de don Bosco, escribía que
aquel anuncio era el más doloroso que podía haber
dado en mi vida; ahora en cambio la noticia de la
Venerabilidad de don Bosco es la más dulce y
agradable que pueda daros antes de bajar a la
tumba. Con este pensamiento estalla en mi pecho un
himno de alegría y agradecimiento. Vimos durante
muchos años a nuestro buen padre abatido por el
peso de penas indecibles, sacrificios y
persecuciones, sí; pero íqué satisfacción más
grande la de ver a la Iglesia Católica ocupada en
su glorificación ante el mismo mundo! Si
hubiéramos dudado alguna vez de que nuestra Pía
Sociedad fuese obra de Dios, ya puede estar
tranquilo nuestro espíritu, desde el momento en
que la lesia con su inefable magisterio llama
Venerable a nuestro Fundador. íQué agradecidos
debemos estar al Sumo Pontífice Pío X, que se
dignó ((**It19.60**))
proponer la Causa de don Bosco al estudio de la
Sagrada Congregación, mucho antes de lo que suele
hacerse aun cuando se trata de personajes muertos
en olor de santidad! El cardenal Vives y Tutó,
Ponente de la Causa de don Bosco, al felicitar a
la Pía Sociedad Salesiana por la Venerabilidad de
don Bosco, habló de él de tal manera que nos hizo
llorar de alegría y considerar como un
especialísimo favor de la Providencia ser sus
hijos. En estos días nos llueven de todas partes
cartas de felicitación de ilustres personas que
participan
1 Un decreto de la Congregación de Ritos, del
26 de agosto de 1913, recogido en el Código de
Derecho Canónico, establece hoy que este título
sólo se conceda a los Siervos de Dios después de
haber sido reconocido el heroísmo de las
virtudes.(**Es19.58**))
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