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sólo perdura, sino que aumenta después de su
defunción. A mí me parece que aquel carácter de fe
absoluta en Dios y de encendido amor al prójimo,
admirado en los Santos más insignes por heroísmo
de caridad y por celo apostólico, siempre apareció
lleno de luz en don Bosco, y que se debe decir de
él que hizo un bien inmenso y que lo hizo según se
aprecia en su vida de la manera que lo hacían los
Santos>>. Y el santo obispo de Susa, monseñor
Rosaz, escribía el veintidós de agosto: <>.
Animado con tan autorizadas recomendaciones,
don Miguel Rúa presentó la petición al Arzobispo,
en el segundo aniversario de la muerte de don
Bosco. La petición no era algo personal. En la
primera semana del último septiembre se había
celebrado en Valsálice el quinto Capítulo general.
Y todos los miembros del mismo aprobaron y
firmaron, antes de separarse, una petición
redactada por orden de don Miguel Rúa, y que era
precisamente la que, según decíamos, había enviado
don M. Rúa a los Obispos piamonteses y ligures.
Como los Prelados no hallaran nada que cambiar, el
31 de enero de 1890 la envió el mismo don Miguel
Rúa al Arzobispo, acompañada de ((**It19.38**)) una
carta, en la que se leían los siguientes párrafos:
Hoy hace dos años que murió el Siervo de Dios,
don Juan Bosco, y yo, adhiriéndome al consejo de
respetables personas, juzgo que es ésta la ocasión
propicia para presentar a Vuestra Eminencia la
adjunta súplica de los principales Superiores de
la Congregación de San Francisco de Sales.
En ella se pide humildemente a Vuestra
Eminencia la apertura del proceso diocesano sobre
la vida y virtudes del nombrado Siervo de Dios, y
sobre las curaciones milagrosas, que, según dicen,
obró Dios por su intercesión.
Hace algún tiempo me confiaba Vuestra Eminencia
que tenía intención de hablar de dicho proceso en
una próxima reunión de Obispos. Mucho celebraría
que en ella sometieran a examen las razones
expuestas en esta súplica, para que, como quiera
que se resolviese la cuestión, pudiéramos luego
decir a los presentes y a los venideros que la
grave resolución se tomó, de acuerdo con la
cristiana prudencia.
Adjunto a la súplica una copia de las dos
relaciones de curaciones, que según apreciación
humana parecen milagrosas, redactadas por monseñor
Basilio Leto, después(**Es19.41**))
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