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Alejandro Luchelli un caso, que éste refirió
inmediatamenle después, y por escrito, a don Pablo
Albera el 20 de abril de 1916. Copiamos de su
carta:
Tenía Francisco Alpi quince o dieciséis años,
cuando fue admitido en el colegio de Alassio
recomendado por el reverendo Nenci, digno
sacerdote de la diócesis de Imola. Tres o cuatro
años después de su entrada en el colegio oyó decir
en la platiquita de la noche que iba a llegar don
Bosco, camino de Francia, y que los muchachos que
desearan confesarse con él, podrían hacerlo. El
joven Alpi no había oído nunca hablar de don
Bosco, y pensó para sí: -Desde el momento en que
viene un sacerdote forastero que está aquí un día
o dos y luego se va, es mejor que me confiese con
él y que haga una confesión general. De este modo,
me evitaré tener que hacerla después con un
sacerdote, que estando en casa, tendrá ocasión de
conocerme. -Y, en efecto, a la mañana siguiente
fue a confesarse con don Bosco sin saber quién
era. Al comenzar la confesión, pidió al confesor
que le ayudase; expuso después todos los pecados
de que se acordaba. Terminó su acusación y, cuando
ya no sabía qué más añadir, don Bosco le dijo: -Te
olvidas de decir aquel pecado que cometiste en tal
lugar y en tal tiempo. -Y dijo él, con todas las
circunstancias, lo que Alpi había hecho de los
diez a los once años, y añadió: -Es verdad que tú
no hiciste el pecado de obra, como tus dos
compañeros, pero lo hiciste de pensamiento, de
deseo, y también se ofende a Dios con el
pensamiento y con el deseo.
Al oír aquello, el joven quedó tan estupefacto
que, ((**It19.447**)) a los
pies mismos de don Bosco, le vino un sudor frío y
le pareció que iba a desmayarse. Apenas terminó la
confesión, fue corriendo a don Francisco Cerruti y
le dijo espantado y llorando: ->>Quién es ese cura
que me ha confesado? Seguro que es un diablo o un
santo. Me ha dicho un pecado secretísimo, del que
ya no me acordaba y que no creía siquiera que
fuese pecado. -Don Francisco Cerruti, sonriendo,
le dijo que era don Bosco y que se quedara
tranquilo.
XIII
Don Bosco en Velletri
Doquiera fuese, don Bosco dejaba tras de sí un
recuerdo imperecedero. No se sabía hasta ahora que
hubiese estado nunca en Velletri; pero Mons.
Rotolo, Auxiliar del Cardenal Obispo del lugar, ha
podido tener noticias seguras de una visita suya a
la ciudad. No es posible determinar la fecha. Si
fue allí durante el tiempo que estuvieron abiertas
las casas salesianas de Albano y Ariccia
(1876-79), pudo ello suceder el año 1877; pero, en
el lugar, se inclinan a creer que fuera en mayo de
1882, en el que se celebraban las fiestas del
centenario de Nuestra Señora de las Gracias. En
efecto, don Bosco se encontraba en Roma aquel mes.
Celebró la misa en la capilla de las maestras
Pie Venerine. La señora Elvira Pereno, que era
colegiala y asistió a ella, debió recibir una
extraordinaria impresión, puesto que, después de
tantos años, recuerda todavía <>. Pero recuerda
también que la Madre Superiora les había anunciado
previamente su visita, diciéndoles que iba a ir un
santo. Don Bosco estuvo también en su casa. <>.
La familia que vive hoy en día en el
apartamento donde fue recibido, atribuye a la
(**Es19.369**))
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