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un trabajo como éste; mas, por el pleno
conocimiento de las voces que el autor demuestra,
por la lógica y clara disposición de las mismas,
sin que se les exijan esfuerzos excesivos; por la
habilidad con que el compositor ((**It19.420**)) sabe,
en algunos momentos, llamar a unas y otras, en
ayuda de las que están más próximas, puede muy
bien decirse que la Misa del maestro Antolisei
merece ser interpretada y conocida en otros de los
principales centros de Italia. Porque del complejo
del noble trabajo, se trasluce claramente la
habilidad contrapuntista del maestro, tan conocido
y tan benemérito, particularmente por la
cooperación prestada a la elevación de la música
sagrada en general en las casas salesianas, con el
propósito de mantenerse, al mismo tiempo, fiel a
la tradición de la sagrada lírica religiosa: la
que sabe hacer cantar y expresar con viveza
estética el sentido de las palabras, sin dejar de
lado los derechos a las exigencias litúrgicas. Y
nosotros, por este requisito con el que se
embellece la obra pasada y presente de don Rafael
Antolisei, no podemos dejar de augurar a ésta la
difusión y duración que realmente merece...
II
El reverendo don Juan Pagella, devoto hijo del
Beato don Bosco y relevante gloria, en el campo de
las artes, de la Pía Sociedad Salesiana, es un
maestro compositor, cuyo nombre es honrado hace
tiempo por los más activos y laboriosos músicos
italianos de nuestra época. Su rica y variada
producción va desde la música sagrada en general
hasta la Cantata y el Oratorio: desde las
composiciones de cámara a las de órgano: desde la
música coral hasta la sinfónica. íBella y noble
figura de artista! Autor de un Job, acabado en
1903, ya interpretado en aquel tiempo por el que
mereció poderse colocar entre las mejores
concepciones del género, ciertamente merecía, por
la fuerza de su ingenio y la elevación de su arte,
ser llamado a condecorar las solemnes fiestas
celebradas en Turín para la Beatificación del
Fundador de la gran Familia a la que él pertenece
y por cuya acción benéfica, el nombre inmortal del
Beato don Bosco, se esparce y difunde cada día más
por el mundo.
Ya hace tiempo que la música sagrada moderna va
buscando la vía segura por donde caminar
sólidamente como lo hicieron los grandes maestros
de la polifonía, en Roma y en Venecia, en los
siglos XVI y XVII. La dignidad del culto y del
arte exigían que cesaran las profanaciones
vulgares en el templo; pero, una vez afirmado y
sostenido el principio del deber y del derecho al
arte de conservarse tal, especialmente junto al
altar de Cristo Redentor, era necesario que la
música, prácticamente, fuese siempre música,
manteniéndose al nivel del verdadero arte. En
cambio, con la apariencia de música litúrgica,
ícuántas cosas bien pobres y ridículas se han
difundido y soportado en Italia!
El maestro Pagella es uno de esos pocos
valiosos músicos que, al componer ((**It19.421**)) las
propias obras para el culto, tuvieron siempre
delante el principio de que para hacer música...
es menester la música.
Y se convirtió en un extraordinario benemérito
en la práctica de este principio.
Su propósito, al componer su Missa sollemnis
XIX in honorem Beati Ioannis Bosco sirviéndose de
una cancioncilla compuesta por el mismo Beato: Ah,
se cante en son de júbilo, ha sido ciertamente
feliz.
Los polifonistas de siglos pasados eligieron
temas gregorianos totalmente o fragmentados, para
sus composiciones sagradas.
El maestro Pagella ha modernizado, diremos así,
este principio técnico y estético.
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