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Hoy, en cambio, Padre
amado,
vive un pueblo que te
adora
bajo el manto desplegado
de María Auxiliadora.
Sí, retorna sonriente,
pues todo el mundo te aclama
y hoy es vida refulgente,
de tu sueño viva llama.
Vuelve y mira cuántos
miles
de tus hijos trabajando,
y en sus labios juveniles
la oración está cantando.
Y mientras don Bosco se adelanta hacia su Casa,
he aquí que, desde todos los otros barrios de la
ciudad, donde crecieron los vástagos de la planta
que tiene sus raíces en Valdocco, acude otra
innumerable multitud de jóvenes: son también sus
hijos, como lo son los que, en todas las partes
del mundo, cantan en distintas lenguas a su nombre
querido y glorioso.
Mira con ojos amables
a tu ciudad bienamada
que te envía innumerables
niños de cada barriada.
Y en los mares y en los
montes
tu figura se agiganta,
y en los vastos
horizontes
de tu nombre el eco
canta.
Y cuando, por fin, llegará a la vista de
Valdocco, al Rond_ (el cruce de la avenida Regina
Margherita con la calle Valdocco y Príncipe
Eugenio) íqué admirable visión!
((**It19.417**)) Es la
visión tenida en el sueño del 1845, cuando,
encontrándose precisamente en el Rond_, vio tres
jóvenes resplandecientes (Solutor, Aventor y
Octavio), que le llamaban para que bajara a los
prados de Valdocco, donde muy pronto se presentaba
ante sus ojos la admirable aparición de la Virgen
entre coros de Bienaventurados, como lo recuerda
el cuadro, que actualmente resplandece en el altar
de María Auxiliadora.
Ahora es la misma Auxiliadora, quien, desde su
dorada imagen, reinante sobre la cúpula del
templo, le invita y le espera para envolverlo con
el esplendor celestial de su majestad y su poder.
Sí, don Bosco, vuelve ahora
a Valdocco que te ansía,
de María Auxiliadora
para siempre en compañía.
Es la Virgen, abogada,
de su pueblo Auxilio y
Madre,
por toda lengua invocada
con tu nombre, íoh dulce
Padre!
(Tomado de
Il Momento)
(**Es19.342**))
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