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((**Es19.338**) llegada del cardenal Alimonda a Turín inauguró la época de la pacificación entre el Clero y desaparecieron los odios, los miedos, las relaciones y los escándalos. Otra buena consecuencia fue que el sapientísimo Papa León XIII acabó por decir, hablando de Monseñor Gastaldi viviente: -Este, o se arregla con don Bosco, o hay que cambiarlo. Había llegado la conciliación, aunque luego no duró toda la vida de Mons. Gastaldi, quien ípobrecito! sacó otra cuestión que le acompañó, viva, hasta la muerte: mientras don Bosco había sido instado por Roma ((**It19.411**)) a referir lo que hubiere en torno a cualquier nueva vejación por parte del Arzobispo. En cuanto a los opúsculos hubo quien se lamentó del escándalo, pero no fueron muchos; sólo lo hicieron aquéllos a los que amargaban los opúsculos. Lo que desdichadamente ayudó a quitar aquellos sentimientos de escándalo fue la verdad de los escándalos de Chiuso y Marcelino: digo desdichadamente, pero ítambién providencialmente! Otro de los más enojados de entonces era el canónigo Colomiatti. Pues bien: también él acude ahora a los Salesianos, al Superior don Miguel Rúa, ya que todos a la par le recompensan los no tan antiguos odios y ultrajes con igual respeto y buen corazón. Alabado sea Dios; y me parece que aquellos Opúsculos, que fueron un poco incordiantes, se merecen también algo, sí, pero oí decir muchas veces de ellos: -íAh, cuánta razón tenía el Capellán! íAh, si hubiera sido escuchado! No se lamentarían ahora la Curia arzobispal, los párrocos y sacerdotes y mucha buena gente de monasterios y conventos, ni muchos otros más, de haber perdido grandes cantidades, mal gastadas por Chiuso; y ahora no llorarían inútilmente. -Y los mismos Seminarios, si hubieran entendido lo que los Opúsculos del pobre Capellán les advertían, no se hallarían actualmente envueltos en el pleito que les proporcionó Chiuso, el cual, después de haber derrochado un patrimonio de confianza de seiscientas mil liras, sin hablar de lo demás, ípretende ahora doscientas o trescientas mil! Antes de acabar, me permitiré una observación respecto al Cuestionario para la causa de beatificación de don Bosco, o mejor manifestaré una impresión mía. Me parece que dicho Cuestionario está concebido de tal modo que, en lo que se refiere a publicaciones sobre Mons. Gastaldi, se presenta a don Bosco como un reo, excepto en cuanto a oír si se le puede excusar. Esto a mí me dio grima, y me hizo sospechar que allí se manifiesta la intervención de algún antiguo adversario de don Bosco. Supongo se comprenda que dicha parte del Cuestionario haya sido concertada en Turín. Los Opúsculos, en fin de cuentas, no sólo levantaron la voz en favor de don Bosco, sino también en favor de muchos otros y de bastantes intereses más, también de gravísima importancia. Concluyendo finalmente este mi escrito, ya demasiado largo y poco ordenado, escrito con mala letra, y hasta con correcciones, ruego al Eminentísimo Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos tenga a bien compadecerme considerando las muchas ocupaciones que tengo; y al mismo tiempo repruebo y condeno in antecessum (por adelantado) cuanto se hallare demasiado avanzado o menos justo y conveniente en estas mis líneas; como también protesto de que, si he dicho demasiado con cargo a Monseñor Gastaldi, no lo he hecho con ningún rencor hacia él, por quien rezo, aunque esperando goce ya del paraíso. Por último, ruego al Eminentísimo Señor Prefecto de la Sagrada ((**It19.412**)) Congregación de Ritos y a todos los Reverendísimos y venerandos Miembros de dicha Sagrada Congregación acepten los más sinceros sentimientos de profundo respeto y altísima (**Es19.338**))
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