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llegada del cardenal Alimonda a Turín inauguró la
época de la pacificación entre el Clero y
desaparecieron los odios, los miedos, las
relaciones y los escándalos. Otra buena
consecuencia fue que el sapientísimo Papa León
XIII acabó por decir, hablando de Monseñor
Gastaldi viviente: -Este, o se arregla con don
Bosco, o hay que cambiarlo. Había llegado la
conciliación, aunque luego no duró toda la vida de
Mons. Gastaldi, quien ípobrecito! sacó otra
cuestión que le acompañó, viva, hasta la muerte:
mientras don Bosco había sido instado por Roma
((**It19.411**)) a
referir lo que hubiere en torno a cualquier nueva
vejación por parte del Arzobispo.
En cuanto a los opúsculos hubo quien se lamentó
del escándalo, pero no fueron muchos; sólo lo
hicieron aquéllos a los que amargaban los
opúsculos. Lo que desdichadamente ayudó a quitar
aquellos sentimientos de escándalo fue la verdad
de los escándalos de Chiuso y Marcelino: digo
desdichadamente, pero ítambién providencialmente!
Otro de los más enojados de entonces era el
canónigo Colomiatti.
Pues bien: también él acude ahora a los
Salesianos, al Superior don Miguel Rúa, ya que
todos a la par le recompensan los no tan antiguos
odios y ultrajes con igual respeto y buen corazón.
Alabado sea Dios; y me parece que aquellos
Opúsculos, que fueron un poco incordiantes, se
merecen también algo, sí, pero oí decir muchas
veces de ellos: -íAh, cuánta razón tenía el
Capellán! íAh, si hubiera sido escuchado! No se
lamentarían ahora la Curia arzobispal, los
párrocos y sacerdotes y mucha buena gente de
monasterios y conventos, ni muchos otros más, de
haber perdido grandes cantidades, mal gastadas por
Chiuso; y ahora no llorarían inútilmente.
-Y los mismos Seminarios, si hubieran entendido
lo que los Opúsculos del pobre Capellán les
advertían, no se hallarían actualmente envueltos
en el pleito que les proporcionó Chiuso, el cual,
después de haber derrochado un patrimonio de
confianza de seiscientas mil liras, sin hablar de
lo demás, ípretende ahora doscientas o trescientas
mil!
Antes de acabar, me permitiré una observación
respecto al Cuestionario para la causa de
beatificación de don Bosco, o mejor manifestaré
una impresión mía. Me parece que dicho
Cuestionario está concebido de tal modo que, en lo
que se refiere a publicaciones sobre Mons.
Gastaldi, se presenta a don Bosco como un reo,
excepto en cuanto a oír si se le puede excusar.
Esto a mí me dio grima, y me hizo sospechar que
allí se manifiesta la intervención de algún
antiguo adversario de don Bosco. Supongo se
comprenda que dicha parte del Cuestionario haya
sido concertada en Turín.
Los Opúsculos, en fin de cuentas, no sólo
levantaron la voz en favor de don Bosco, sino
también en favor de muchos otros y de bastantes
intereses más, también de gravísima importancia.
Concluyendo finalmente este mi escrito, ya
demasiado largo y poco ordenado, escrito con mala
letra, y hasta con correcciones, ruego al
Eminentísimo Cardenal Prefecto de la Sagrada
Congregación de Ritos tenga a bien compadecerme
considerando las muchas ocupaciones que tengo; y
al mismo tiempo repruebo y condeno in antecessum
(por adelantado) cuanto se hallare demasiado
avanzado o menos justo y conveniente en estas mis
líneas; como también protesto de que, si he dicho
demasiado con cargo a Monseñor Gastaldi, no lo he
hecho con ningún rencor hacia él, por quien rezo,
aunque esperando goce ya del paraíso.
Por último, ruego al Eminentísimo Señor
Prefecto de la Sagrada ((**It19.412**))
Congregación de Ritos y a todos los Reverendísimos
y venerandos Miembros de dicha Sagrada
Congregación acepten los más sinceros sentimientos
de profundo respeto y altísima
(**Es19.338**))
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