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Habiendo citado posteriormente al canónigo
Corno, que había sido varios años prosecretario
del Arzobispo, Mons. Gastaldi, y precisamente en
los tiempos más agitados, me pareció haber
cumplido mi deber exhaustivamente.
Yo no puedo, o no debo, juzgar qué valor puedan
tener las deposiciones hechas por el canónigo
Colomiatti, pero puedo atestiguar que, varias y
distinguidas personas, que trataron con él, saben
con qué facilidad pronuncia juicios y sentencias,
y que una vez que emite un juicio, ya no es
posible hacerle escuchar observaciones o razones
en contrario.
Dígnese Vuestra Eminencia Reverendísima
perdonar mi libertad, y mientras me inclino
reverentemente a besar su S. Púrpura, tengo a
mucho honor profesarme con los sentimientos de la
más profunda veneración,
De V. Emma. Revma.
Turín, 8 de noviembre de 1897.
Muy humilde y
atento seguro servidor
Can. MIGUEL SORASIO
Vicario
Delegado
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Carta de don Juan Turchi al Prefecto
de Ritos
Eminencia Reverendísima:
En mi deposición ante los Reverendísimos Jueces
en el Proceso de la causa de Beatificación del
santo Sacerdote que fue don Juan Bosco, he pedido
y obtenido presentar ((**It19.404**)) a los
mismos Reverendísimos Jueces un pliego cerrado que
sirva exclusivamente y en vías de absoluto secreto
confiado a la Sagrada Congregación de Ritos; y me
pareció bien hacerlo así para que la Sagrada
Congregación de Ritos se convenza mucho mejor de
que don Bosco no escribió, ni mandó escribir
opúsculos contra Mons. Lorenzo Gastaldi, que fue
arzobispo de Turín; y para que los nombres de los
escritores de los opúsculos impresos contra o
mejor, sobre monseñor Gastaldi, no lleguen a
conocimiento del público, ni pasen a la historia.
Al escribir yo estas líneas, entiendo hacerlo
bajo los mismos vínculos de juramento, con los que
estaba ligado en mi deposición. Protesto, además,
que no escribo con rencor alguno a la memoria de
monseñor Gastaldi; es más, tiendo a compadecerlo
porque era un hombre de la primera impresión, y
porque su cerebro debía tener algo de anormal, en
lo que encontré de acuerdo conmigo a un Obispo
piamontés todavía en vida, muy prudente, muy docto
y muy pío; porque además pienso que, como suele
decirse, estaba mal rodeado, y lo prueba cada día
más la conducta del canónigo Tomás Chiuso, que fue
secretario y consejero de monseñor Gastaldi, el
cual Chiuso fue hace poco, por disposición de S.
S. el Papa León XIII, suspendido para celebrar
Misa, para ser canónigo de la Catedral como lo era
antes, y declarado incapaz para todo cargo o
empleo eclesiástico; y también lo demostró don
Marcelino, cura párroco entonces y hasta estos
últimos tiempos de la parroquia de los Santos
Mártires en Turín. Este, que era íntimo y
consejero de monseñor Gastaldi y que había
obtenido la parroquia por favor especial de
Monseñor, había perdido después su reputación
moral; y cuando finalmente se pudo convencer a
monseñor Gastaldi de que no sólo se
(**Es19.332**))
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