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((**Es19.329**) Juan Bosco, nuestro Fundador, se desean más pruebas sobre su vida de oración y su espíritu profético. He rezado y meditado sobre lo uno y lo otro, y en confirmación de las abundantes deposiciones que a favor de cuanto se quiere demostrar se encuentran en las Actas Procesales, me siento obligado a hacer a V. E. Rvma., dispuesto a hacerlo bajo juramento, dos declaraciones: ((**It19.400**)) 1.¦ Se objeta que el Siervo de Dios pidió y obtuvo dispensa del Breviario. La pidió cuando andaba por los cincuenta años y le sucedía, por largos períodos de tiempo, que no podía leer de ningún modo. El mismo me lo declaró a mí, todavía clérigo, cuando le comuniqué que iba a hacerme visitar por un oculista. Me miró, como para decirme que no sacaría de ello ningún provecho y me dijo: -<>. Comprendí enseguida que me quería decir que otro tanto me sucedería a mí; y así sucedió precisamente, porque también yo, que al presente rezo el Breviario sin trabajo, no pude rezarlo de ningún modo durante mucho tiempo. Y permítame, Eminencia, añadir que tengo la íntima convicción de que el Venerable fue precisamente un hombre de Dios, continuamente unido a Dios con la oración. Durante los últimos años, después de unas mañanas totalmente ocupadas recibiendo personas de toda suerte y condición social, que acudían a él desde todas partes en busca de consejo o para recibir su bendición, solía estar retirado en su habitación todos los días, desde las dos a las tres de la tarde, y no permitían los Superiores que, en aquella hora se le molestase. Pero estando yo, desde 1883 hasta la muerte del Siervo de Dios, encargado de una Casa de formación de aspirantes al Sacerdocio y habiéndome él dicho que fuese a verle siempre que lo necesitase, quizá con poca discreción, seguro de que podría llegar a él con mayor comodidad, quebranté varias veces la consigna, y no sólo en el Oratorio, sino en Lanzo y en San Benigno, a donde iba con frecuencia, en Mathi y en la Casa de San Juan Evangelista de Turín, me acerqué varias veces a él precisamente a aquella hora para hablarle. Y, en todas partes y siempre, le sorprendí recogido, con las manos juntas, en meditación. 2.¦ Lo segundo que siento el deber de exponer, se refiere a la dificultad que se presenta sobre la muerte del Emmo. cardenal Cagliero, el cual no llegó a asistir a la reanudación y clausura del Concilio Vaticano, como falsamente se ha interpretado y divulgado que había dicho don Bosco. Hace más de cuarenta años que, tratando y viviendo con los más ancianos, supe que, cuando fue nombrado Obispo Mons. Cagliero, dijo el Venerable que Monseñor viviría muchos años, y entre nosotros se opinaba que pasaría de los ochenta y cinco y en efecto superó los ochenta y ocho; y que asistiría a un gran suceso en el Vaticano. Don Bosco no especificó cuál sería este gran suceso; pero fue don Carlos Viglietti, clérigo entonces, quien interpretando por su cuenta, y con mucha ligereza, las palabras de don Bosco, dijo y escribió que don Bosco había dicho a monseñor Cagliero, que asistiría a la clausura del Concilio Vaticano. Pero también es cierto que hace más de cuarenta años otros muchos y yo hemos juzgado puramente arbitraria y falsa la interpretación de don Carlos ((**It19.401**)) Viglietti, y así lo he declarado yo siempre a quien me hablaba de ello. El mismo Cardenal Cagliero, preguntado por mí y por otros sobre el particular, repitió una y otra vez que don Bosco no le hizo nunca tal profecía. Por tanto, don Bosco no dijo, como se corrió la voz, por la interpretación de don (**Es19.329**))
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