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de tantas cosas leídas en el Boletín, cree
encontrarse dentro del interior ya conocido:
merece toda suerte de alabanzas el arquitecto que
supo ampliar la iglesia sin que cambiase la
precedente configuración de la nave.
Damos una idea de cómo se obtuvo tal efecto 1.
A ambas partes del antiguo presbiterio abríanse
dos espaciosas sacristías adosadas a los muros
perimétricos, y se derribaron. Detrás del altar
mayor se había añadido un coro o ábside, que no se
veía desde la iglesia, y también fue demolido. Así
quedaron libres los espacios para dos amplias
capillas laterales, un espacioso pasillo,
prolongación de la iglesia, ((**It19.376**)) y para
la nueva sacristía. Las dos capillas situadas a
ambas partes del nuevo y vasto presbiterio con
amplias galerías, tienen espacio suficiente para
todos los estudiantes y aprendices de la casa. En
cada una de las hermosas galerías que dan hacia el
presbiterio caben trescientas personas para las
funciones más solemnes. El pasillo, que empieza
desde el lado de la fachada, corre a lo largo del
costado de toda la basílica hasta la sacristía, da
vuelta al altar mayor y gira en torno a la otra
capilla. A lo largo del espacio que, por detrás
del altar mayor flanquea la sacristía, se
encuentran seis preciosísimos altares. Capillas,
tribunas y galería están iluminadas por grandiosos
ventanales con vidrios de colores. El presbiterio
recibe una luz discreta a través de una nueva
cúpula, horadada por dieciséis ojos de buey con
vidrieras pintadas.
El centro del santuario naturalmente es el
altar mayor, con su gran cuadro de María
Auxiliadora y un magnífico tabernáculo para la
santa Eucaristía; allí se dirige inmediatamente la
mirada de quien franquea el umbral del santuario y
allí se clavan los ojos de los que rezan en la
iglesia. Diecinueve clases de mármol se hallan en
el conjunto del altar y del cuadro. En derredor y
por delante, toda una rica policromía marmórea
reviste las paredes, desde el pavimento hasta las
cornisas. Cuarenta y ocho columnas de mármol
acopladas, con cornisas y capiteles, sostienen las
galerías y separan las capillas del pasillo. Toda
esta parte, que forma la cabecera del crucero,
ofrece la visión de un conjunto tan variado y
armónico, que las personas competentes lo admiran
y el pueblo queda encantado.
Aumentará el gozo, cuando en 1941 esté acabada
la decoración de esta zona y se extienda hasta el
fondo de la iglesia; no quedará un solo
1 Para la descripción técnica de la ampliación
y del altar de don Bosco, se pueden ver dos
artículos de Alberto Caviglia, publicados,
primero, en L'Osservatore Romano del 3 y del 4-7
de junio de 1938 y refundidos después por el autor
en uno para el Boletín de agosto.
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