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dirigió unas palabras especiales de bienvenida a
cada grupo de personas. Al llegar a los nuestros,
los felicitó, por presentarse a él <>. Más tarde, el cinco de agosto, le
presentaron las novicias del vecino noviciado de
las Hijas de María Auxiliadora y les dijo que
ellas se presentaban al Papa bajo el nombre de
María Auxiliadora, que le era particularmente
querido, porque le recordaba a su <>
don Bosco.
Pío XI, hasta cuando recibió a los Carabineros
Reales que habían prestado el servicio de orden y
honor en torno a la residencia pontificia, quiso
que oyeran su palabra de alabanza a don Bosco.
((**It19.372**)) Los
recibió el veintiuno de octubre, ocho días antes
de salir del palacete de verano y les dirigió un
discurso, que acabó diciendo: <>.
En una audiencia análoga, del día veinticinco,
repitió el Papa un análogo elogio de S. Juan
Bosco. Se trataba de cincuenta guardias
municipales de Roma, que también habían prestado
servicio de orden, especialmente en las
peregrinaciones numerosas. Les acompañaban un
subjefe de policía y sus oficiales. Al acabar el
discurso de Su Santidad, llamó al subjefe, le
entregó una medalla de plata con la imagen de San
Martín y le encargó que distribuyera a los agentes
otras medallas con la imagen de San Juan Bosco. Y
al hacerlo recordó el privilegio que él había
tenido de elevar a don Bosco al honor de los
altares y les dijo, que don Bosco <>.
El hecho más saliente del cincuentenario será
la dedicación del altar de don Bosco en la
basílica de María Auxiliadora con sus
correspondientes consecuencias, que fueron la
ampliación y restauración de la misma iglesia. No
podía levantarse un monumento más digno al Santo
fundador. Escribió don Alberto Caviglia sobre el
monumental
(**Es19.307**))
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