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atentamente a los personajes que habían honrado el
acto con su presencia. Se pasó a continuación a la
ceremonia de la inauguración. La Princesa,
acompañada por los Cardenales y seguida por las
Autoridades, se acercó a la escalinata, donde
cortó la simbólica cinta, y visitó después los
locales, mientras dos bandas de música se
alternaban desarrollando un variado programa
musical. Cuando salieron los invitados, ((**It19.346**))
abriéronse las puertas a la multitud que esperaba
fuera y se pudo visitar el Colegio hasta el
anochecer.
Dos días más tarde se celebraba el aniversario
del comienzo del Oratorio, puesto que fue el 12 de
abril de 1846, fiesta de Pascua, cuando don Bosco
tomó posesión del cobertizo arrendado al señor
Pinardi. Cuatro ceremonias distintas distinguieron
el aniversario. La primera fue el homenaje rendido
al Santo por los alumnos de las Escuelas
Elementales y los muchachos de la Obra Nacional
Balila. A las nueve de la mañana llegaron a la
Plaza de María Auxiliadora grupos de niños y niñas
guiados por sus maestros y maestras y por los
organizadores. Pasaron de los diez mil. Oyeron la
misa celebrada al aire libre por el obispo
castrense Mons. Bartolomasi. Asistieron a ella el
Rector Mayor con su Capítulo, el Ministro Fedele
con su esposa, el Delegado provincial de Estudios,
el Secretario Federal y otras Autoridades. A los
pies del altar había cuatro muchachos del Assam
(India), vestidos a la usanza de sus tierras; los
había llevado a Roma y a Turín el entonces
Prefecto Apostólico monseñor Mathias. El Obispo
explicó durante la misa, el significado de aquella
fiesta y les habló del gran amor que don Bosco
tenía a la juventud. Ocho niños recibieron la
primera comunión allí mismo. Era conmovedor
contemplar la compostura de aquella turba juvenil.
Durante el santo sacrificio se cantaron himnos
litúrgicos y loas a don Bosco, bajo la dirección
del excelente maestro Pachner, que los había
enseñado expresamente en varias escuelas de la
ciudad. Al final, entraron en la iglesia
autoridades y alumnos y desfilaron por delante del
altar del Santo, donde recibieron un piadoso
recuerdo de la función.
Inmediatamente después se trasladaron las
mismas autoridades al patio del primer Oratorio
festivo de don Bosco, donde esperaba otra turba de
muchachos y muchos Cooperadores y Cooperadoras.
Había que bendecir y colocar allí la primera
piedra del nuevo amplio edificio, hoy dedicado a
las obras oratorianas. El cardenal Hlond,
acompañado por monseñor Bartolomasi y varios
Prelados salesianos, ocupó la tribuna. ((**It19.347**))
Después de cantar el himno <>,
comenzó el acto. Leyó un saludo un muchacho del
Oratorio festivo y el Obispo Castrense exaltó la
Obra de don Bosco y su método educativo.
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