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La inseguridad duró hasta casi las tres y media.
Entonces se supo que, a pesar de la lluvia, se
habían realizado todas las concentraciones y que,
a lo largo del recorrido, aguardaban desde hacía
varias horas millares y millares de personas,
despreciando los chaparrones. El espectáculo de
tan heroica paciencia, acabó por vencer toda duda;
los altavoces anunciaron finalmente que salía la
procesión. Gritos de júbilo resonaron en torno a
la Basílica, y se fueron propagando rápidamente
por las calles. La multitud había impuesto la
decisión. Sería una procesión de paraguas; pero
trescientas mil almas querían aclamar al Santo a
toda costa.
No fue un desfile de masas compactas, como el
año 1929: pero, si el sol hubiese rasgado las
nubes, Turín habría admirado un cortejo de Obispos
nunca visto en la gloriosa capital, dentro de los
muros. Faltó el esplendor de las mitras y
hopalandas episcopales, mas no la participación de
los Prelados. Y sobre todo, el contraste
atmosférico logró que brillase todavía más el
afecto de los turineses por su don Bosco. Se
cuenta que un niño preguntó a su papá por qué
había allí tanta gente esperando a don Bosco, y
que el padre le respondió: -Porque todos quieren a
don Bosco. -No podía explicarse con mayor
sencillez el misterio de un suceso tan grande.
Verdaderamente aquae multae non potuerunt
exstinguere caritatem (la mucha agua no pudo
apagar el amor).
El triunfal desfile bajo los paraguas duró
cuatro horas. Los dieciocho grupos se sucedieron
con la regularidad de un ejército en marcha y con
un entusiasmo que no disminuyó del principio al
fin. No hay nada mejor que la procesión para medir
hasta dónde alcanzó el plebiscito universal de
consenso en torno a don Bosco. Su reseña equivale
a ver ((**It19.335**)) todas
las clases sociales de la ciudad y muchas
representaciones de Estados extranjeros rindiendo
homenaje al humilde hijo del pueblo, que con el
heroísmo de la caridad atrajo a sí los corazones
de los hombres modernos, tan desviados a veces,
<>.
Eran las tres y media de la tarde cuando
comenzó a desfilar la procesión, encabezada por
una escuadra de guardias municipales en bicicleta.
GRUPOS I y II. -Formaciones de niñas con
uniformes de pajes guiaban la falange de muchachas
de los Oratorios de las Hijas de María Auxiliadora
en Turín: las 2.500 cantaban el himno oficial,
acompañado por la Banda del Colegio Salesiano de
S. Benigno. Detrás de ellas iban más de 3.000
muchachos de los Oratorios Salesianos de Turín con
la Charanga del Oratorio Miguel Rúa, y las Bandas
del Oratorio de S. Pablo y del Primer Oratorio
Festivo de Valdocco, llamada <>.
(**Es19.278**))
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