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a los periodistas y corresponsales de Roma de los
principales periódicos italianos. Como de
costumbre, partió de la medalla y dijo: <> 1.
Otras dos citas y basta. La primera es algo
curiosa; la otra tiene el valor de un precioso
testimonio.
La Guardia Palatina de Honor había obtenido una
audiencia especial para reafirmar sus sentimientos
de filial piedad y profunda devoción al Vicario de
Jesucristo. En las benévolas palabras de respuesta
al saludo del Comandante, hizo entrar Su Santidad
también a don Bosco. Dijo, al entregar las
medallas para los guardias: <((**It19.323**))
también un poderoso intercesor para los
componentes de la Guardia Palatina>>.
Al entregar las medallas a los socios de la
Archicofradía de la Adoración Nocturna, aprovechó
la oportunidad para tocar un punto de suma
importancia. íCuántos hubo que creyeron que don
Bosco, sumido en el trabajo, no era un hombre de
oración! Pero el Papa no lo pensaba así. <(**Es19.268**))
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