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Naturalmente Italia dio el mayor contingente de
peregrinaciones de toda suerte. Las de los
colegios fueron organizadas por las nueve
Inspectorías, en las que se divide la Obra
salesiana en Italia. La Inspectoría Romana
proporcionó el mayor número, con casi dos mil
alumnos; seguía inmediatamente la de Sicilia con
mil doscientos. Llegaron veinticinco grupos del
extranjero, pertenecientes a Alemania, Austria,
Baviera, Bélgica, España, Francia, Holanda,
Hungría, Inglaterra, Polonia, Argentina, Brasil,
Centro América, Chile, Egipto, Palestina, India:
casi seiscientos alumnos en total. El Prefecto
apostólico salesiano del Assam, monseñor Mathias,
llegó con un clérigo indígena y cuatro muchachos,
vestidos con sus trajes nacionales.
Las peregrinaciones de los Cooperadores y
exalumnos se subdividían en tres grupos:
italianos, naciones europeas y naciones
extraeuropeas. Las Inspectorías italianas
presentaron nueve, con cuatro mil personas. Cada
una de las inspectorías europeas organizó su
propia peregrinación, con un total de ocho mil
personas. Y de América y Asia llegaron cinco
peregrinaciones, con más de mil cien individuos.
Hubo veintisiete peregrinaciones populares de
Italia, con cinco mil peregrinos; cinco de España,
con mil doscientos; varias de Francia, con dos mil
ochocientos; de Alemania, con setecientos; de
Inglaterra, con quinientos; otras de diversas
naciones europeas con cifras menores y cinco mil
en conjunto. Las hubo, además, de Asia, de Africa
y de América, con un total de dos mil peregrinos,
de los que casi seiscientos procedían de
Argentina.
Las peregrinaciones extranjeras viajaban
dirigidas por un ((**It19.258**))
director, asistido por varios ayudantes. Cada
peregrino llevaba una guía impresa, que incluía el
itinerario, el programa y algunas instrucciones
oportunas. Los argentinos zarparon de Buenos Aires
en la motonave italiana Neptunia, y llegaron al
puerto de Nápoles, con la bandera tricolor
italiana ondeando al viento sobre el palo mayor,
junto con una bandera blanca en la que se leía con
caracteres cubitales el nombre de don Bosco.
Monseñor Méderlet, arzobispo salesiano de Madrás,
llegó desde la India a bordo del barco francés
Chantilly, con quinientos cuatro peregrinos,
ataviados con sus pintorescas vestiduras. Les
acompañaban otros cuatro obispos y unos cuarenta
sacerdotes, casi todos indígenas.
Mencionaremos solamente algunas
representaciones de máxima importancia. El
Gobierno argentino encargó al propio embajador De
Estrada que representara oficialmente a la
República en la ceremonia.
También el Brasil confió su representación al
embajador Magalhaes de Azevedo, pero la más alta
de todas las representaciones fue la del
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