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Eminentísimos, el cardenal Fossati, arzobispo de
Turín. El Padre Santo pronunció una breve
alocución en latín, en la cual resumió el
procedimiento de las cuatro Causas e invitó a los
presentes a manifestar su parecer. Todos estaban
ya informados de las virtudes y de los milagros,
de las defensas de los Abogados consistoriales
((**It19.253**)) y de
los compendios de las vidas y de las actas de las
Causas, previamente distribuidas a cada uno.
Empezó el Cardenal Decano, el cual leyó su
cuádruple voto. Lo mismo hicieron todos los
Cardenales uno tras otro. Leyeron después sus
votos el Patriarca de Constantinopla y los
Patriarcas latinos de Alejandría y Antioquía.
Siguieron los Arzobispos y Obispos asistentes al
Solio. Después manifestaron su voto todos los
Arzobispos y Obispos presentes, con las palabras
rituales: Placet iuxta votum a me scriptum et
subscriptum. Dicho esto, entregaban los escritos a
los Monseñores Maestros de Cámara. Finalmente
leyeron sus votos los Abades de Montecassino y
Subiaco. Al final de las votaciones, manifestó Su
Santidad su satisfacción por la unanimidad del
sentimiento de los Padres, para que se procediese
a las cuatro canonizaciones y recomendó
encarecidamente que se siguiese rogando al Señor
por tan importante asunto. Finalmente, determinó
los días en los que se procedería a las
canonizaciones. Para don Bosco señaló el primero
de abril, domingo de Pascua.
Podía decirse que se había cerrado
definitivamente la Causa de don Bosco, que duró
cuarenta y cuatro años. Se había desarrollado
durante cuatro Papas: León XIII, Pío X, Benedicto
XV, Pío XI. Cinco Arzobispos de Turín se habían
ocupado de ello: el cardenal Alimonda, monseñor
Riccardi, el cardenal Richelmy, el cardenal Gamba
y el cardenal Fossati. Seis cardenales pasaron
sucesivamente en Roma por el cargo de Ponentes o
Relatores: los Eminentísimos Parocchi, Tripepi,
Vives y Tutó, Ferrata, Vico y Verde. Los
Postuladores, todos salesianos, fueron seis: don
Juan Bonetti y don Domingo Belmonte en el tribunal
eclesiástico de Turín; don César Cagliero, don
Juan Marenco, don Dante Munerati y don Francisco
Tomasetti en Roma para el proceso apostólico.
Cuatro habían sido durante aquel período los
sucesores del Siervo de Dios en el gobierno de la
Sociedad Salesiana: don Miguel Rúa, don Pablo
Albera, don Felipe Rinaldi y don Pedro Ricaldone.
Faltaba, como conclusión de la obra, el acto
solemne de la canonización.
((**It19.254**)) Era
algo fuera de toda costumbre que se celebrara una
canonización en la llamada solemnidad de las
solemnidades, la más solemne de todas las fiestas
cristianas; pero así lo quiso el Papa, el cual
(**Es19.213**))
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