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((**Es19.196**) curado aquí en Lourdes, concededme al menos que, por la devoción que tengo al Beato Juan Bosco, pueda él obtenerme la curación en Turín. Es evidente la invocación del Beato, como la confianza en una gran mediación de la Santísima Virgen. Ya de vuelta de Francia, y en las mismas graves condiciones, el seis de mayo se detuvo en Turín y fue hasta la Basílica de María Auxiliadora. Descendió del coche, ayudada por la hermana y el cochero, entró en el templo, sentóse ante la urna que encierra el cuerpo del Beato y rezó. Poco después logró arrodillarse y permaneció en esta posición casi veinte minutos; levantóse, fue al altar de la Virgen y se arrodilló de nuevo. Entonces, como volviendo en sí, se dio cuenta de que estaba curada; y sin ayuda de nadie, en medio del estupor de cuantos la habían visto incapaz de andar, se movió y echó a andar, bajó por las escaleras y subió al coche sin ((**It19.232**)) ningún impedimento. La curación se mantiene, como atestiguan los peritos físicos. Y proclaman el milagro los médicos que la atendían, todos los testigos, y los peritos elegidos y encargados de oficio por esta Sagrada Congregación. Discutiéronse estas dos curaciones por segunda vez en la Congregación Preparatoria, tenida en presencia de los Reverendísimos Cardenales el día veintitrés del pasado julio, y por fin el día catorce de este mes, en la Congregación General celebrada en presencia de la Santidad de Nuestro Señor Pío XI, en la cual el Revmo. Cardenal Alejandro Verde, Ponente o Relator de la Causa, propuso la Duda: Si y de qué milagros consta, sucedidos después de la beatificación, en el caso y al efecto de que se trata. Los Revmos. Cardenales, Oficiales, Prelados y PP. Consultores emitieron personalmente su voto. El Santo Padre, después de escucharlos atentamente, creyó oportuno esperar algún tiempo antes de pronunciarse, para implorar la luz del Cielo. Eligió después, para pronunciar su sentencia, este día diecinueve de noviembre, XXIV domínica después de Pentecostés. Mandó llamar a los Revmos. Cardenales Camilo Laurenti, Prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos, y Alejandro Verde, Relator de la Causa, y también al Revmo. P. Salvador Natucci, Promotor General de la Fe, y al que esto suscribe en calidad de Secretario, y en su presencia sentenció: Que constaban los dos milagros obrados por Dios, por intercesión del Beato Juan Bosco: es decir: la instantánea y perfecta curación de Ana Maccolini, de flebitis grave en la pierna izquierda, lo mismo que la de Catalina Lanfranchi, de Pilengo, de grave enfermedad crónica artrítica en las rodillas y los pies. Ordenó después que este Decreto fuese promulgado e inscrito en las Actas de la S. C. de Ritos. 19 de noviembre de 1933. C. Cardenal LAURENTI ALFONSO CARINCI Prefecto de la S. C. de Ritos Secretario de la S. C. de Ritos Poco después de la lectura se acercó al trono don Pedro Ricaldone, teniendo a sus lados al Postulador don Francisco Tomasetti, al Abogado Della Cioppa y al Procurador Melandri y dirigió al Santo Padre el siguiente saludo: Beatísimo Padre: La lectura que se acaba de hacer del Decreto que aprueba los dos milagros presentados para la Causa de canonización de nuestro Fundador, el Beato don Bosco, llena nuestra alma de gratitud y satisfacción. De gratitud a Vuestra Santidad que, con el (**Es19.196**))
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