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él decía, de presentar un tributo de
reconocimiento al angelical Pío IX, su verdadero
padre y soberano bienhechor, y de recibir, antes
de presentarse al tribunal de Dios, la bendición
de su Vicario en la tierra.
Hoy, Padre Santo, se encuentran a los pies de
vuestro Trono los Salesianos con sus alumnos,
exalumnos, cooperadores y cooperadoras para
testimoniar lo mucho que la mirada del Papa ha
atraído las bendiciones celestes sobre la Obra del
Beato Juan Bosco en la ciudad eterna. Junto a la
iglesia del Sagrado Corazón, con todas sus
actividades parroquiales, ha surgido el internado,
que alberga cuatrocientos muchachos y un número
considerable de clérigos de diversas naciones,
allí reunidos para seguir los estudios
eclesiásticos en la inmortal ciudad. Gracias a la
bendición y a la ayuda del Padre Santo Pío X; los
hijos del Beato Juan Bosco han podido edificar
otra iglesia con escuelas externas y oratorio
festivo en el nuevo barrio del Testaccio, en cuyas
cercanías se les confió también la vetusta iglesia
de San Sabas, con asistencia de almas y oratorio
festivo. También es un donativo del mismo Pío X la
hermosa iglesita de San Juan de la Pigna, sede de
la Procura General. Más tarde se abrió la escuela
agrícola del Mandrione, cerca de la ciudad, para
un centenar de alumnos.
También experimentó los efectos de la cercanía
de la Cátedra de San Pedro la otra familia del
Beato: las Hijas de María Auxiliadora tienen nueve
residencias en las que despliegan una labor
multiforme en favor de centenares o mejor,
millares de muchachas.
Y he aquí, ya muy adelantadas, las obras de
unas grandes escuelas profesionales que la
Congregación Salesiana ha querido construir, con
la herencia paterna de un salesiano, para que
fuesen dedicadas al nombre de Vuestra Santidad,
con la convicción de que su proximidad al Papa no
sólo continúe multiplicando las divinas
bendiciones sobre nuestras obras en Roma, sino que
extienda también el beneficio a todas las otras
((**It19.210**)) obras
del Beato Juan Bosco en el mundo,
Contemporáneamente y junto a las Escuelas
Profesionales se está levantando el grandioso
templo dedicado a la celestial Auxiliadora.
Era muy justo que se levantase un monumento
imperecedero a la memoria del Pontífice que,
proclamando Beato a nuestro fundador y publicando
repetidas veces sus virtudes con su augusta
palabra, ha dado a su Obra la máxima bendición y,
al mismo tiempo, nos ha comunicado a todos
nosotros la seguridad de que sobre las huellas del
Beato Juan Bosco se camina ciertamente por las
vías del apostolado.
Al ofrecer humildemente a Vuestra Santidad
dichas escuelas profesionales, en gran parte ya
acabadas después de dos años de intenso trabajo,
renovamos en nombre del Beato Juan Bosco la
protesta de nuestro fiel y filial cariño al Papa,
y de un modo especial a la augusta persona de
Vuestra Santidad.
Bendecid, Santísimo Padre, nuestras buenas
intenciones; aceptad los ardientes votos que hoy
formulamos en vuestro día onomástico. Mañana se
elevarán fervorosas oraciones en todas nuestras
casas de Roma y del mundo, pidiendo a Dios
conserve, conceda bienandanza y consuelos a
Vuestra Santidad para bien de la Iglesia y gloria
del Pontificado Romano.
Terminada la lectura, el Papa pronunció un
afectuosísimo discurso. Después de haber dicho que
así como el Padre agradecía de corazón el homenaje
de los hijos, así también debía llegar a los hijos
el aplauso afectuoso y solícito del Padre por los
afectuosos agasajos tributados
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