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Manifestaciones diversas
Hubo diversas manifestaciones durante el triduo
y después del mismo, que más o menos directamente
se referían al suceso central de aquellos días y
de este capítulo. Una fue la visita de los
Cardenales, Obispos y Misioneros a la grandiosa
industria automovilística italiana Fiat, el día
diez de junio por la mañana. Para honrar a Sus
Eminencias acudieron las Autoridades de la ciudad
junto con el senador Agnelli, propietario de la
empresa. Don Pedro Ricaldone hizo la presentación,
observando cómo allí estaba representado todo el
mundo. En efecto, junto a los Prelados italianos y
extranjeros había Obispos residenciales, Vicarios
y Prefectos Apostólicos y otros Jefes de Misiones,
procedentes de diversas partes de Africa, Asia y
América. El senador Agnelli dio la bienvenida a
los visitantes y se refirió a la relación que su
presencia tenía con el gran festejado. <((**It19.198**)) Fiat a
Sus Eminencias, Monseñores y Misioneros; les doy
de corazón la bienvenida. Me resulta muy agradable
hacerlo, porque recuerdo que conocí personalmente
a don Bosco, cuya imagen luminosa habla
constantemente a mi espíritu. Sus discípulos, los
seguidores del Beato don Bosco, este gran
piamontés, a quien hoy venera y festeja
singularmente Turín, sentirán aquí latir un ritmo
de vida que no habría resultado desagradable al
Beato, que fue un sublime héroe de la caridad
cristiana y a la vez un ardentísimo apóstol del
trabajo humano, un instigador excepcional de
energías, un descubridor de fuerzas secretas, un
fundador incansable de fábricas y talleres. Los
trabajadores de la Fiat estarán orgullosos de que
los heroicos Misioneros de las Casas Salesianas,
que cubren verdaderamente la faz de la tierra,
lleven en su apostolado entre las gentes más
diversas y lejanas, como expresión viva de la
Italia renovada, el recuerdo y la visión de este
nuestro templo del trabajo>>. La visita duró
varias horas y dejó en todos el sentimiento de la
más alta admiración.
No quedó en el olvido el pobre caserío de I
Becchi, donde don Bosco abrió los ojos a la luz
del sol. Fueron muchos los peregrinos que se
trasladaron hasta allí antes de volver a su
morada. Allí fue el cardenal Ascalesi, con
doscientos del sur; y también monseñor Endrici,
príncipe obispo de Trento. Habiéndole rogado a
éste, al firmar en el álbum de honor, que pusiera
bajo la firma sus títulos, respondió: ->>Y qué
valen mis títulos en comparación de la grandeza
alcanzada por el humilde campesino que nació en
esta casucha?
Las peregrinaciones se repitieron diariamente
durante varias semanas. De la humildad de todo lo
que acompañó los primeros años
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