Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es19.163**) desde lejos, formando una confusión difícil de distinguir, que llenaba los aires y exaltaba los espíritus. Detrás del cardenal Gamba se colocaron y encaminaron los representantes del mundo oficial civil, político, militar y académico. Precedía el estandarte de la ciudad de Turín, con su escolta de honor. La urna pasó ante el Palacio de Gobierno, atravesó el espacio del Palacio Real y prosiguió hasta la Plaza de la Catedral. Desde la escalinata de la Basílica descendieron para recibirla y formar el cortejo con los otros dos Príncipes de la Iglesia los cuatro cardenales: Maffi de Pisa, Ascalesi de Nápoles, Nasalli-Rocca de Bolonia y Vidal y Barraquer de Tarragona, seguidos por unos sesenta Arzobispos y Obispos, muchos abades, canónigos y párrocos y una infinidad de sacerdotes seculares y regulares. Los palcos levantados frente a la iglesia rebosaban de público que no cesaba de aclamar. La urna se puso de nuevo en movimiento con su selecto acompañamiento. A la derecha de la entrada de la Vía XX de Septiembre se alza la mole del ala nueva del Palacio Real. El Príncipe Humberto había querido que, por vez primera, se expusieran en las grandes ventanas ocho grandísimos y preciosos tapices. En el balcón central se encontraba el Príncipe y con él la Princesa Yolanda, los Duques de Génova y Udine, el Duque y la Duquesa de Pistoya, el Duque de Bérgamo, la Princesa María Adelaida. Detúvose unos minutos la urna ante Sus Altezas. Y entonces el Príncipe Heredero se arrodilló con devoto recogimiento. En tanto el zumbido metálico de los aeroplanos que volaban sobre el cortejo, se confundía con el inmenso y ensordecedor fragor del himno frenéticamente cantado y tocado por todas partes sin solución de continuidad en la Plaza de la Catedral, por la Vía XX de Septiembre y a lo largo de la Avenida Regina Margherita. íQué espectáculo ofrecía esta Avenida! Reinaba en ella un ambiente totalmente ((**It19.191**)) popular. Dominaba en ella primero el elemento civil, y ahora, en un trayecto de mil doscientos metros por cuarenta de anchura, hormigueaba una inmensa masa de gente humilde. No faltaban vistosos adornos en los edificios ni grupos de gente arracimada en ventanas y tejados. En el cruce de la Avenida con el gran mercado de Puerta Palazzo la gente ocupaba no sólo los espacios libres, sino que hasta estaba encaramada sobre los barracones comerciales. íPobres de ellos, si en un momento se desbordara la multitud, rompiendo los diques de la fuerza pública que la contenía! La variedad cinematográfica del desfile, que encadenaba la curiosidad del público, ocasionaba clamorosas explosiones de entusiasmo, como suelen producirse en las grandes manifestaciones populares. (**Es19.163**))
<Anterior: 19. 162><Siguiente: 19. 164>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com