((**Es19.134**)
proclamación oficial de la santidad paterna que
fue siempre la llama animadora de su apostolado.
Este afecto al Padre, como sapientemente ha
manifestado Vuestra Santidad, <>.
Beatísimo Padre, si durante cuarenta y dos años
hemos ido adelante con la seguridad confirmada por
los sucesos de que don Bosco seguía siendo el
Director, el Autor, el Padre de los Salesianos,
más lo será en adelante, ya que Vuestra Santidad,
en un soberano acto de su Apostólico poder, nos lo
ha presentado con la aureola de los Beatos como
modelo y protector de nuestra vida espiritual y de
nuestra misión educadora.
((**It19.154**)) Por
nuestra parte, con la ayuda del cielo, haremos
cuanto podamos para no ser indignos de ello. <> hará
también nuestro Beato que, por medio nuestro, se
continúe dignamente el magnífico edificio de la
educación cristiana de la juventud, por él
emprendido y basado únicamente en la caridad
benigna y paciente. Sólo esta caridad divina puede
educar, es decir, edificar en las almas jóvenes,
patrimonio inalienable de la Santa Iglesia, las
virtudes sobrenaturales que crean la santidad en
la tierra, antes de que brille eternamente con los
esplendores de los Santos. Caritas aedificat!
En este propósito y en esta oración al Beato se
compendia, Beatísimo Padre, toda nuestra gratitud,
el más vivo agradecimiento de nuestros corazones
por vuestra paternal benevolencia con nosotros,
los últimos de vuestros hijos. Tenemos pruebas
luminosas de esta vuestra benevolencia en las
conmovedoras alocuciones en torno al Beato Juan
Bosco, y en su solemne beatificación, que Vuestra
Santidad ha querido engarzar, como piedra
preciosa, en las fiestas del Augusto Jubileo
Sacerdotal.
Esta fecha, tan querida para el corazón de
Vuestra Santidad, también lo es para todos los
hijos del Beato don Bosco, que procuran celebrarla
dignamente en todas partes, con la oración, la
caridad y la acción. La numerosa representación de
la Familia Salesiana aquí presente a los pies de
Vuestra Santidad, da testimonio de ello, y por mi
medio eleva hasta Vuestro Augusto Trono los más
fervorosos augurios y deseos de que el Señor Os
conserve ad multos annos para bien de la Iglesia.
Finalmente todos los aquí presentes hacen suyos
los sentimientos de dependencia, devoción, respeto
y amor filial del Beato don Bosco al Vicario de
Jesucristo, y guardarán un recuerdo imborrable de
esta hora agradable y de la inefable bondad de
Vuestra Santidad, de quien esperan todavía una
bendición especialísima para ellos mismos, para
los jóvenes confiados a sus cuidados, para las
obras de bien que deben realizar, y para todos los
que se han encomendado a ellos con el fin de
obtener una bendición especial del Padre Santo.
Bendecidnos, pues, una vez más, Beatísimo
Padre, y consideradnos siempre como hijos
vuestros, los más humildes, los más prendados de
Vuestra Sagrada Persona y siempre dispuestos a
vuestra orden o deseo.
Recogióse un instante el Papa, en profunda
reflexión y dijo:
-íAlabado sea Jesucristo!
-Sea por siempre bendito y alabado, respondió
el auditorio.
Y siguió diciendo:
(**Es19.134**))
<Anterior: 19. 133><Siguiente: 19. 135>