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señoras y doña Antoñita de Oscar Pascual,
tesorera, estaban ante una mesa recogiendo todas
las limosnas que los jóvenes de la Sociedad
Católica y las Cooperadoras, con orden admirable,
habían reunido en los varios sectores de la
iglesia que les habían sido asignados.
Cuando todo hubo terminado, se abrieron las
puertas. Viglietti cuenta que la gente, en vez de
salir, se volcó casi furiosamente sobre don Bosco.
Todos querían verlo, tocarlo, recibir una mirada,
oír una palabra suya; hubo quien se echó por
tierra alargando el brazo, con peligro de que lo
pisotearan; pero, con ayuda de robustos brazos, se
logró arrancar a don Bosco de la casi indiscreta
piedad de los presentes, que, de otro modo, quién
sabe lo que hubieran hecho. Subió al coche con los
suyos y, para satisfacer ((**It18.102**)) el
deseo de la gente, pasó por delante de la iglesia,
donde una inmensa multitud, con la cabeza
descubierta esperaba su paso. íY pensar que llovía
a cántaros! 1.
SABADO, 1.° DE MAYO
La afluencia de público a la misa de don Bosco
en Belén no fue menor que la de la Conferencia. A
la puerta de la iglesia, doña Dorotea y otras
señoras vendían libros y objetos de devoción en
favor de don Bosco y recogían limosnas. Después de
la misa, se efectuó una colecta y luego bendijo
don Bosco a los presentes agradeciendo,
emocionado, a los barceloneses cuanto habían hecho
por él y alabando su edificante piedad.
El Párroco intentó decir unas palabras, pero,
cuando profirió las primeras frases, se dejó
vencer por la emoción y, haciendo un gran
esfuerzo, se limitó a exclamar:
-íTenemos aquí entre nosotros a un santo, a un
enviado del Cielo!
La gente se entusiasmó hasta el delirio y
empujando el cancel de la balaustrada, invadió el
presbiterio entre gritos y suspiros que parecían
el rumor de las olas del mar en tempestad. Se puso
a salvo a don Bosco con gran trabajo y se le
retiró a la sacristía.
Para el mediodía, aceptó la invitación de don
Manuel Pascual. Durante el banquete, que no podía
ser más suntuoso, le hizo el ofrecimiento de
dedicar una campana de la iglesia del Sagrado
Corazón de Jesús en Roma al recuerdo de la primera
comunión que, el día de
1 El Diario de Barcelona del día 1.° de mayo,
después de la reseña de la ceremonia, hablaba de
los buenos efectos que había producido en Sarriá
la presencia de don Bosco.(**Es18.96**))
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