((**Es18.85**)
Por la mañana llegó el Obispo de Vich, monseñor
Morgades y Gili, que acudía expresamente para
hablar con don Bosco. Fue recibido al son de la
marcha real española y se quedó a comer con los
dos canónigos que le acompañaban.
Desfilaron muchas familias ilustres de
Barcelona, entre las cuales la del Gobernador de
la provincia. También llegó el Obispo de la
diócesis, monseñor Catalá y Albosa. Dada la
mentalidad del tiempo, esto se consideró como un
acto de gran dignación, el haberse adelantado a
visitar a don Bosco, que no se había anticipado
por saber que se encontraba fuera de su
residencia. Monseñor le demostró grandísimo afecto
y estuvo hablando con él más de una hora. En su
presencia se leyó la carta de la que era portador
el secretario del ministro Silvela, por el asunto
de un centro en Madrid, como ya se narró en el
volumen anterior. Las atenciones que tantos
personajes tributaban a don Bosco aumentaban la
veneración del pueblo que lo contemplaba.
Cuando describíamos el viaje de don Bosco a
París, tuvimos ocasión de mencionar a la señora de
Cessac, ensusiasta admiradora y generosa
bienhechora de don Bosco. Pues bien, el día veinte
de abril recibía éste un telegrama desde París,
que decía: Vizcondesa de Cessac muy enferma.
Vizconde de Cessac. Afligido por la noticia
encargó a don Miguel Rúa que respondiera
prometiendo oraciones. Pero, antes de que saliera
la carta, llegaba un segundo telegrama que decía:
((**It18.89**)) Ayer,
al atardecer, quedé curada instantáneamente; como
y bebo; gracias por sus oraciones. Vizcondesa de
Cessac. En una carta confidencial del día treinta
de abril, describe el marido a don Miguel Rúa la
enfermedad de su esposa y su curación, que se
realizó, al parecer, durante el tiempo en que don
Bosco rezaba por la enferma. Pero no fue cosa
duradera. En el cuadernito donde don Bosco redactó
en 1884 las cartas que se debían escribir y enviar
a los principales bienhechores, después de su
muerte, aparece también una para la señora Cessac;
pero el mismo Santo escribió al pie esta nota
precedida de una cruz: <>. En efecto, la señora murió en otoño de
aquel año.
MIERCOLES, 21 DE ABRIL
Salía don Bosco a celebrar la misa en casa de
la marquesa de Comillas cuando, al bajar la
escalera, le presentaron una endemoniada, la cual,
apenas lo vio, se echó por tierra, y se desmayó,
echando(**Es18.85**))
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