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((**Es18.733**) XVI Testimonio sobre el <> No es preciso añadir ningún testimonio de hechos referentes a los orígenes de la Obra de don Bosco. Este, sobre el famoso perro Gris, lo refiere el salesiano don Juan M. Aliberti, actualmente inspector en Magallanes. En vísperas de partir para Turín el año 1920, el P. Víctor Durando, misionero en Magallanes, me encargó de llevar un saludo a un hermano suyo, don Felipe Durando, distinguido sacerdote turinés. Llegado a Turín, fue mi primer cuidado ir a visitar a dicho sacerdote en compañía del P. Mayorino Borgatello. Don Felipe, que vivía en los altos de una casa en vía S. Martino, nos recibió con exquisita cortesía y nos ofreció una copa de vino generoso. Entre tanto nos decía cómo por su avanzada edad había conseguido del Cardenal Arzobispo de Turín el privilegio de celebrar en su propia casa, pues apenas podía caminar. El venerando sacerdote nos habló con mucho afecto de don Bosco, a quien había conocido y tratado familiarmente. Habiendo caído la conversación sobre el perro <>, nos dijo: -Yo alcancé a conocer ese animal misterioso; he aquí cómo. Un día, habiéndome encontrado don Bosco en la calle de la Consolata después de mediodía, me convidó a almorzar con él en el Oratorio, a lo que accedí de buen grado. Como llegamos tarde, hubimos de comer solos. Mientras conversábamos, al levantar la vista vi de repente al lado de don Bosco al perro gris que lo miraba y meneaba la cola como ((**It18.870**)) esperando alguna cosa. También don Bosco fijó sus ojos en el animal y diciéndole: -Muy bien, Gris, te has portado siempre bien con don Bosco-, le dio un pedacito de pan. El perro lo olfateó y no lo comió. Tomó entonces don Bosco el pedazo de pan, lo empapó en el jugo de la comida y nuevamente lo ofreció al perro, el cual por segunda vez se rehusó a comerlo. -Ya comprendo, dijo entonces don Bosco, ya comprendo, Gris, lo que quieres decirme: don Bosco no puede recompensarte como mereces, sino que esperas galardón mayor, de aquel que te lo pueda dar. Los dos comensales seguimos departiendo amablemente, haciendo caso omiso del perro. Acabado el almuerzo, no vi más al animal: había desaparecido misteriosamente. JUAN M. ALBERTI Inspector salesiano de Magallanes XVII Para la historia de la iglesia de S. Juan Evangelista El Corriere Nazionale de Turín, en su numero del 9 de febrero de 1888, con ocasión de los funerales de don Bosco en la iglesia de San Juan Evangelista, publicaba el siguiente artículo: (**Es18.733**))
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