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para la extensión de la finca, que alcanza a 230
hectáreas. La tierra es buena: en ella se dan
maravillosamente el trigo, el viñedo, los
olivares, los quercus suber (alcornoques).
En las dos granjas de St.-Cyr y de La Navarre
hay muchos gastos a hacer durante algunos años,
pero después se bastarán a sí mismas para mantener
a más de doscientos muchachos, sin necesidad de
acudir a nadie.
Muy respetable señor, he querido darle estos
informes ((**It18.859**)) para
ponerle al corriente de la importancia de unas
obras a las que usted ha prestado su apoyo hasta
poder decir que son producto de su gran caridad.
Salí de Marsella, pero mi corazón se ha quedado en
el oratorio de San León. Los pobres huérfanos allí
recogidos, los talleres abiertos, la escolanía que
aumenta, nuestros proyectos que nos empujan,
exigen que todo se agrande. Yo haré todo lo
posible; me pongo totalmente en sus manos; y en
sus manos está la felicidad de la casa Beaujour.
Que el Señor le bendiga, caritativo señor Julio
Rostand, y le conserve en buena salud por mucho
tiempo para poder ver los frutos de sus buenas
obras. Que el Señor derrame sus gracias sobre
todos los miembros de la Sociedad Beaujour y sobre
su digna familia, con la que tengo una gran deuda
de agradecimiento. Estoy camino de Roma, donde
espero contar muchas cosas de la Sociedad Beaujour
y obtener una bendición especial de Santo Padre
para ella.
Reciba la más sincera expresión de
agradecimiento de
Su
muy agradecido servidor,
JUAN BOSCO, Pbro.
Al señor Julio Rostand.
IX
Carta al director de la Casa de
París
Mi querido don C. Bellamy:
Le envío una copia de la carta que pienso
dirigir a nuestros Cooperadores de París.
Le recomiendo que la lea y, si le parece que
está bien así, tradúzcala y envíemela a fin de
imprimirla en buen francés.
Una vez impresa y firmada por mí, se le
mandarán a usted todos los ejemplares para que los
envíe por correo a la dirección de cada
cooperador.
A su tiempo recibí las cartas que me escribió,
las cuales me gustaron mucho. Estoy muy contento
de lo que hace, pero cuide su salud y la de sus
hermanos. Cuando tenga ocasión de hablar con
alguno de nuestros bienhechores o simplemente
cooperador, salúdelo de mi parte, asegurando a
todos que rezo mucho por ellos.
Que Dios le bendiga y con usted a la familia de
todos nuestros hermanos y rueguen por mí que
siempre seré suyo en J. C.
Turín, 18-85.
Afmo. amigo,
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es18.725**))
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