((**Es18.715**)
cantando sus loas en el Paraíso, donde nos espera,
tal y como lo escribió nuestro amadísimo Padre don
Bosco. Animo, queridos hijos en Jesucristo, con la
ayuda de Dios y con la fidelidad en la
perseverancia a nuestra vocación, triunfaremos en
este asunto tan importante. Pero, dudando de
nosotros mismos, recurramos en consecuencia a
nuestra celeste Madre María Auxiliadora, a su
purísimo esposo San José y a nuestro patrono San
Francisco de Sales: ellos no dejarán de acudir en
nuestra ayuda.
Consideradme siempre como me profeso en los
dulcísimos corazones de Jesús y de María.
Turín, 19 de marzo de 1888.
Vuestro afectísimo amigo,
MIGUEL RUA, Pbro,
b) Primera audiencia con el Padre Santo después de
la muerte de don Bosco
Era el día 21 de febrero del corriente año
1888. admitido el primero a la audiencia de aquel
día, hacia las diez de la mañana, el Padre Santo
León XIII me recibió con gran bondad y, llamándome
por mi nombre, me dijo: -Don Rúa, sois el sucesor
de don Bosco; me duelo con ((**It18.848**))
vosotros por la pérdida que habéis sufrido, pero
me alegro porque don Bosco era un santo y no
dejará de asistiros desde el cielo.
Yo respondí al Padre Santo:
-Santidad, le agradezco estas tan consoladoras
palabras que me dan mucho aliento. Y, pues es ésta
la primera vez que tengo la fortuna de presentarme
a V. S. en mi calidad de Rector Mayor, le ofrezco
mis saludos y los de toda la Pía Sociedad de San
Francisco de Sales. Todos los Salesianos quieren
ser siempre hijos devotos, respetuosos,
obedientes, encariñados de V. S. y de la Iglesia,
dispuestos a trabajar con todas sus fuerzas por la
gloria de Dios y el bien de las almas, sosteniendo
las obras iniciadas por nuestro llorado Fundador.
-Bien, respondió el Papa, seguid esas santas
empresas, mas por ahora procurad consolidarlas. No
tengáis prisa, por algún tiempo, en extenderos,
sino más bien en sostener y desarrollar las
fundaciones ya hechas.
-Esa es precisamente, respondí, la
recomendación que me hizo por escrito nuestro
querido don Bosco, el cual me anotó en un
Promemoria, entre otras cosas, que suspendiera por
algún tiempo la apertura de nuevas casas a fin de
completar el personal de las ya existentes.
-Sí, sí, dijo Su Santidad, conviene hacerlo
así, lo mismo para los Salesianos que para las
Hijas de María auxiliadora; a fin de que no os
suceda lo que sucedió a alguna otra institución,
que se extendió demasiado rápidamente y luego no
pudo sostenerse de forma conveniente; enviaron
sólo dos o tres personas para fundar nuevas casas
y, al quedar abandonadas a sí mismas, no
obtuvieron resultado.
Hice entonces notar al Santo Padre que los
Salesianos, de acuerdo con la regla inserta por la
Santa Sede en sus Constituciones, deben ser seis
por lo menos para toda fundación y que esto era
una salvaguardia.
Continuando su razonamiento añadió el Papa:
-Procurad, sobre todo, que las personas que
debéis enviar a las distintas Casas estén
afirmadas en la virtud. Lo cual debe preverse
especialmente en el noviciado. >>Trabajáis para
que se haga bien el noviciado? >>Y cuánto dura?
(**Es18.715**))
<Anterior: 18. 714><Siguiente: 18. 716>