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quien me demostró una bondad y una afabilidad
singular y se dignó bendecirnos, y en nosotros a
todos los Salesianos y sus alumnos. También
manifestó una gran veneración por don Bosco.
Después me encontré, en la antecámara del
Secretario de Estado, con monseñor Jacobini,
arzobispo de Tiro, el cual, entre otras cosas me
pidió muy particularmente noticias del querido
monseñor Cagliero, al que espera con ilusión.
Estaba satisfechisísimo de haber podido ver por
dos veces al queridísimo don Bosco, durante su
última estancia en Roma para la consagración del
Sagrado Corazón, y haberle prestado su brazo para
acompañarle hasta su habitación.
Finalmente nos acercamos a ver a monseñor
Caprara, Promotor de la Fe, para que nos diera
datos precisos sobre la manera de proceder a la
causa de nuestro venerado Padre don Bosco. Su
Eminencia Revma. el Cardenal Parocchi nos había
dirigido a él. Nos recibió muy atentamente y con
mucho interés me dio normas especiales sobre todo,
ofreciéndose para cualquier necesidad. Se ha
tomado nota de todo lo que dijo y, por tanto, a
nuestra llegada a casa, podremos arreglarlo
cómodamente. Lo principal, sobre lo que insistió,
fue que procurásemos recoger el mayor número de
datos sobre los milagros y gracias después de la
muerte del siervo de Dios y con los mayores
documentos posibles. Ya hablaremos de todo ello.
Por lo demás, una vez que hayamos tenido la
audiencia con el Padre Santo, aquella misma tarde
o a más tardar a la mañana siguiente, esto es el
miércoles, nos pondremos en marcha para volver al
nido. No sé si es mayor vuestro deseo o el mío: el
mío es ciertamente grandísimo.
Mientras tanto, si tengo tiempo, haré todavía
una visita a la Exposición Vaticana, donde
nuestros objetos presentan una bonita muestra, que
es admirada por todo el mundo, sobre todo los
objetos de Patagonia y el dibujo de Vespignani.
Todos quedan maravillados de que éste sea un
trabajo hecho a pluma. También son muy alabados
por los entendidos los trabajos tipográficos. Por
cuanto he podido ver, si monseñor Cagliero pudiera
presentar al Padre Santo un ejemplar bien hecho,
bien encuadernado, le haría algo muy grato. Más
aún, si pudiéramos presentar también un ejemplar a
varios cardenales y monseñores me parecería muy
bien.
Adiós, carísimo; el Señor nos bendiga a todos y
María Auxiliadora mantenga sobre nosotros su
maternal protección.
Tuyo afmo. in C. J.,
MIGUEL RUA, Pbro.
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a) Don Miguel Rúa anuncia a las casas su
elección para el cargo de Rector
Mayor y describe la audiencia de León XIII
Muy queridos hijos en Jesucristo:
Después de la carta que se envió a todas las
casas salesianas por nuestro venerando Capítulo
Superior, os escribo hoy por vez primera en mi
nueva condición de Rector Mayor, a la que, pese a
mi indignidad, he sido elevado por la Divina
Providencia de la manera que en aquélla se os
manifestó a todos. Me presento bajo los auspicios
de San José, cuya festividad celebramos en el día
de hoy; y confío que este
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