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Algunas cartas de pésame a don
Miguel Rúa
De los centenares de cartas, en diversas
lenguas, tomamos solamente unas pocas, a título de
muestra.
a) De monseñor De Gaudenzi, Obispo
de Vigevano
Muy Iltre. y Revmo. Señor:
Con la pérdida de don Bosco, cesó una verdadera
y amplísima bendición del Señor para la Iglesia y
la Sociedad.
Fue él un emulador del Obispo de Ginebra, a
quien había elegido como patrono; con la dulzura y
el ardor de su caridad en favor del prójimo
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renovó los milagros de S. Vicente de Paúl;
imitador de Javier, realizó grandes conquistas
para la Cruz de Jesucristo.
Tuve la suerte de conocerle desde los
principios, que fueron humildísimos, de sus
innumerables obras dignas de admiración; lo seguí
constantemente hasta en sus graves aflicciones y,
con inmensa edificación por mi parte, siempre tuve
que admirar en don Bosco al hombre de Dios, que no
vivía más que para la gloria del Señor, para
dilatar su reino e implantarlo mejor en las almas.
Estos pensamientos son un bálsamo consolador
para mí en tan acerbo dolor, puesto que el
difunto, a quien lloramos, me honró siempre con
una peculiar bondad.
Como motivo de veneración y gratitud por el
bien que realizó el Santo don Bosco, también en
esta mi diócesis, he ordenado celebrar el jueves
próximo, en la Capilla del Seminario, un oficio
solemne por el eterno descanso de su alma
privilegiada. Yo asistiré y presidiré las
exequias.
Confío ciertamente en que ya resplandece en el
coro de los santos sacerdotes. Pero, si los
sufragios no fueren necesarios para su alma santa,
servirán para otras y será muy agradable al Señor
que se honre a un sacerdote en el que se complació
revelar al mundo lo mucho que vale para las gentes
un sacerdote hecho según su corazón y, que cumpla
humilde y constantemente sus designios.
Que el Señor siga protegiendo las obras de
aquella alma excelente que todos admiraron. Esta
es la plegaria que, a menudo, brota estos días de
mi corazón profundamente conmovido.
Mis recuerdos para todos sus dignos hermanos y
no me olvide en los corazones de J. M. y J.
Vigevano, 3 de febrero de 1888.
Afmo. s. servidor,
>> JOSE MARIA, obispo.
b) De monseñor Rota, arzobispo
titular de Tebas
Muy querido don Miguel Rúa:
Creo que la pérdida del muy amado don Bosco
habrá causado mucho dolor a cuantos le conocían
personalmente o por su fama, lo mismo que me la ha
causado a
(**Es18.688**))
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