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Carta del barón Héraud a don
Bosco
Muy querido don Bosco:
Al acercarse las fiestas navideñas, es grato a
mi corazón dirigime a usted para deseárselas muy
buenas y felices, presentando mis peticiones al
Divino Niño para que don Bosco, con las piernas
reforzadas, pueda salir de su habitacioncita, y,
sin necesidad de brazos ni bastones, hacer de
nuevo el camino de la iglesia y también el del
comedor de la comunidad.
Como copero emérito, aunque no participante,
desearía ver en esto a don Bosco como un valeroso
militante, mas con moderación, yo me entiendo,
porque la codicia rompe el saco. Los sardos dicen
que rompe el cojín, es decir: que arruina el
estómago. Pero también en esto don Bosco puede
arruinarse, no pudiendo aplicársele el proverbio 2
Tes. 3; Qui non vult operari neque manducel (Si
alguno no quiere trabajar que tampoco coma).
Auguro, pues, a don Bosco que se vea servido
todavía por muchos años, con huevos fritos,
cordero asado y ternera cocida, descansando su
espíritu y como se lee en el Levítico, estarse sub
vite sua, sub ficu sua (bajo la parra, bajo su
higuera); esto es, gozarse con tranquilidad de su
prodigioso trabajo. Est quod gaudeas (Alégrate de
ello).
Ahora, queridísimo don Bosco, otia tranquilla
agendo, sería el momento de que se comprometiera
en favor de mi situación siempre delicada.
((**It18.809**)) Ya
fueron invocados omnes sancti et sanctae Dei, pero
cuando Deus non vult, éstos se están quietos del
todo. Ya no queda uno a quién dirigirme. Temo que
responda: Rebus sic stantibus, ad quid venisti?
Quare adhuc conturbas me? (Así las cosas, >>qué
quieres? >>Por qué me molestas?). No pretendo de
ningún modo pedirle miraculum tentare (que intente
un milagro), pero cuán grande sería su alegría, si
supiera que mis piernas se encuentran mejor que
las suyas para poder ir enseguida junto a nuestro
queridísimo Santo Padre 1...
Espero, pues, que violentiam tu in
sacratissimum Mariae cor adhibens (si tú violentas
al Corazón Sacratísimo de María), pronto me
encontraré en el Vaticano.
Recuerdos de la baronesa, Muy agradecido... Y,
besando su mano que bendice, me profeso,
veneradísimo Padre,
Niza, 21 de diciembre de 1887.
Suyo afectísimo,
Barón HERAUD
PD. Al muy reverendo don Miguel Rúa, saludos y
felicidades.
1 Era camarero de capa y espada.
(**Es18.682**))
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