((**Es18.66**)((**It18.66**))
CAPITULO III
DIARIO BARCELONES
EN el Oratorio seguíase dudando que la salud
permitiese a don Bosco llegar más allá de los
Pirineos. <>.
Sin embargo, expresando el pensamiento común,
concluía: <>.
Pero, a pesar de todos los temores, no se quedó
en el camino.
Port-Bou es la primera estación española que el
viajero encuentra al cruzar la frontera francesa
por la parte que mira al golfo de León. El tren de
don Bosco empleó once horas para hacer el trayecto
desde Marsella; salió a las cinco de la tarde del
día siete de abril y llegó a las cuatro de la
mañana del día siguiente. Allí le esperaban para
darle la bienvenida afectuosamente, don Juan
Branda y el señor Sunyer. Este señor era el
administrador de una familia riquísima de
Barcelona que esperaba de don Bosco una gracia
señaladísima, como a su tiempo diremos. Había éste
reservado un vagón-salón entero para don Bosco y
sus dos acompañantes, donde encontraron toda
suerte de comodidades para descansar y restaurar
las fuerzas. Don Bosco sentía una gran debilidad y
se vio obligado a romper el ayuno; don Miguel Rúa,
por el contrario, no probó bocado ni bebida
alguna, porque deseaba celebrar Misa aunque fuera
muy tarde.
((**It18.67**)) La
línea férrea costea un poco el Mediterráneo, se
interna después por un buen espacio de tiempo y
vuelve de nuevo a la costa. En una estación
secundaria 1, subió don Narciso Pascual, yerno de
doña Dorotea, con un hijo suyo. Tanto el padre
como el hijo conocían a don Bosco, porque habían
estado en Turín el año 1884.
Al cambiar de tren en Port-Bou, habíase unido a
don Bosco un pasajero, que también procedía de
Marsella. Faltaba poco para la salida del tren en
Marsella y estaba ya ocupando su plaza cuando le
1 Fue la de Mataró. El tren de la frontera
seguía entonces la línea del litoral. (N. del
T.).(**Es18.66**))
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