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Carta de don Miguel Rúa al Cardenal
Prefecto de Propaganda
Eminencia:
Respondo a la venerada carta de Su Eminencia
con fecha del trece del pasado diciembre, con el
N.° 5731 sobre las misiones de las Islas Malvinas.
Durante el pasado verano, hemos recibido cartas
de Patagonia, según las cuales se han establecido
cuatro de nuestros misioneros en Punta Arenas en
el estrecho de Magallanes, con el fin de atender
las misiones de Tierra del Fuego y de las Islas
Malvinas.
A falta de un misionero que supiese inglés,
nuestros misioneros habían pedido al sacerdote
Santiago Foran que se quedase algún tiempo más en
las Islas Malvinas, a fin de que atendiera a sus
compatriotas residentes en aquella isla y lo han
conseguido.
Pero después, como él debiera partir, nos
encomendó aquella misión confiada precisamente al
salesiano don José Fagnano, en calidad de Prefecto
Apostólico, y se le respondió que, apenas hubiese
recibido las sagradas órdenes un socio nuestro
irlandés, se atendería con toda solicitud.
Habiendo sido ordenado sacerdote dicho salesiano
en el pasado octubre, monseñor Cagliero, Vicario
Apostólico, escribía a don José Fagnano que
pensase en aquella misión.
Esperamos, pues, que será atendido el bien
espiritual de aquellas pobres almas lo antes
posible.
Me atrevo a recomendar a las oraciones de Su
Eminencia a nuestro querido don Bosco, enfermo.
Aunque casi no puede hablar, no cesa de
inculcarnos la más perfecta obediencia a la Santa
Sede y las más constantes atenciones a las
misiones de Patagonia.
((**It18.775**)) Y
nosotros, considerándolo juntamente con las
recomendaciones de Su Eminencia, como un sagrado
deber, prometemos dedicaros todos nuestros
cuidados.
De Vuestra Eminencia,
Turín, 3 de enero de 1888.
Seguro servidor,
MIGUEL RUA, Pbro.
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Misión en la tribu de
Sayuhueque
Reverendísimo Sr. D. Juan Bosco y Carísimo
Padre en J. C.:
En estos días termino la larga misión dada en
la tribu de Sayuhueque, que se compone de mil
setecientas personas.
Hemos pasado dos meses en un pobre rancho,
construido con palos revocados de barro y cubierto
de ramas secas con una capa de tierra encima. Pero
lo hemos pasado bien, pensando en los toldos
todavía peores de los pobres indios y en la cabaña
aun más pobre de Belén, donde vivió la familia más
grande del cielo y de la tierra. Nos
(**Es18.654**))
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