((**Es18.645**)
Sacramento de la Eucaristía, cantándose
solemnemente después el himno Te Deum, con el
Tantum ergo, finalizándose con la bendición al
pueblo (la cual sólo podrá ser impartida este día)
con el Santísimo Sacramento.
IV. Que todos los fieles de ambos sexos,
sinceramente arrepentidos, que hayan confesado y
comulgado en cualquiera de las fechas, del 14 al
19 del corriente mes de mayo, ambas inclusive, y
que hayan visitado esa misma iglesia y, en la
misma, durante un espacio prudencial de tiempo,
hayan elevado preces ante Dios, según la intención
de Su Santidad, pueden obtener una sola vez
Indulgencia Plenaria, según las condiciones
acostumbradas en la Iglesia, aplicable también
para las almas del Purgatorio. Los que, al menos
con corazón contrito, visitaren dicha iglesia en
los aludidos días, pueden lucrar una sola vez cada
día Indulgencia parcial de siete años y otras
tantas cuarentenas, aplicable también en favor de
las almas del Purgatorio. No obstante cualesquiera
otras normas en contra.
Día 11 de mayo de 1887.
D. Cardenal
BARTOLINI, de la S. I. R.
Prefecto
JUAN PONZI En nombre de la S.
I. R., LORENZO SALVATI Sustituto
Secretario
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Homilía del cardenal Parocchi como clausura de
las solemnidades romanas
en el Castro Pretorio
Et ego si exaltatus fuero a terra, omnia traham
ad meipsum -IOAN., XII, 32
Hace ahora tres lustros, reinaban aquí el
silencio y la soledad. Tras largos intentos, he
aquí levantado el más bello templo de cuantos Roma
consagró al Altísimo en el último decenio; un
templo donde a porfía acudieron las artes humanas,
los esfuerzos de la Península y la caridad del
orbe católico; un templo donde, al espíritu
laborioso de un humilde sacerdote, sonrió
gozosamente la grandeza de dos Pontífices.
Este noble templo, digno de tal título, es la
apoteosis del divino Corazón. Ideado por un
fervoroso apóstol del Sagrado Corazón, confiada la
ardua empresa a unos sacerdotes que alcanzaron de
su celestial Patrono y del Fundador las lecciones
de la vida íntima de Jesucristo, no en vano
esperamos que El, lo mismo que un día en sión,
abrirá en estas ruinas históricas del Castro
Pretorio la fuente profetizada por Isaías, que
vivirá para siempre.
((**It18.765**)) En el
ocaso de sus encenías 1, brilla con nueva gloria
el majestuoso edificio de la solemnidad de hoy. La
Ascensión es la apoteosis del divino Corazón:
porque, si un corazón se regocija cuando puede
hacer el bien, el Corazón de Jesús se festejó con
nueva alegría, cuando palpitando a la derecha del
Padre, se ha mostrado como señor y árbitro de
todos los corazones.
1 Encenías. Así se llamaba la fiesta de la
Dedicación del Templo de Jerusalén. (N. del T.)
(**Es18.645**))
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