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Hace un año pedí una oración y una bendición a
su venerable Padre con motivo de una gran angustia
en nuestra comunidad. En su inagotable caridad,
dignóse concedernos ((**It18.749**))
bastante más de lo que yo había osado pedir, y
respondió que él mismo con sus huérfanos empezaría
una novena, que debía hacerse simultáneamente con
nuestra comunidad, Esto constituyó inmediatamente
prenda de seguridad de grandes esperanzas para
nuestro importantísimo asunto, que casi se juzgaba
desesperado. Mas don Bosco había dicho: <>. Y así fue. Lo
reconocemos muy agradecidas. El Señor nos ha
concedido mucho más de lo que esperábamos.
íOjalá pudiéramos, por tanto, demostrar
dignamente nuestro agradecimiento ayudando
eficazmente sus santas empresas!
Pero >>cómo hacerlo con tanta falta de medios?
Mi reverenda Madre Priora, como muestra de su
buena voluntad, le envía treinta liras y ruega las
acepte con el mismo corazón con que se las ofrece.
Al mismo tiempo imploramos una bendición
especialísima y una oración por nuestra comunidad,
que experimenta dolorosamente los temores de estos
dificilísimos tiempos. Recomendamos en particular
el noviciado y también nuestro colegio, muy escaso
de alumnas. íTodo para gloria de Dios!
Finalmente me atrevo a pedir a don Bosco que me
alcance una gracia importantísima toda ella para
gloria de Dios.
Le suplico, pues, reverendo Padre, que presente
a su venerable Padre estas nuestras súplicas y
defienda ante él nuestra causa.
Perdone, por favor, mi atrevimiento y acepte la
expresión de aprecio con que me glorío ser de
vuestra Reverencia,
Piacenza, colegio de Santa Ursula, 1.° de
noviembre de 1886.
Atenta y
humilde servidora,
MARIA ISABEL DE POL
Ursulina
y Cooperadora Salesiana
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El señor Jerónimo Suttil a don
Miguel Rúa
Reverendísimo señor:
Para gloria de Dios y de María Santísima
Auxiliadora y para que siempre se conozca lo mucho
que valen las oraciones de nuestro querido y santo
superior don Bosco, con toda la verdad, como si
estuviese ante el Eterno Juez, me creo obligado a
declararle cuanto sigue.
Hace hoy precisamente quince días, me
encontraba yo preocupado ante un empeoramiento
inquietante. Vínome un nuevo mal a la ((**It18.750**)) pierna
izquierda de la que manaba una cantidad de
podredumbre que preocupaba a los mismos médicos.
Permanecí con la pierna apretadamente vendada, y
con las mayores incertidumbres hasta el sábado
siguiente día de la nueva visita. íQué sorpresa
más grande la mía y también la de los médicos (que
no pudieron ocultarla), al ver la pierna en
bonísimo estado! Estaba asegurada la curación.
Esto sucedía de las siete y media de la mañana a
las ocho, que era la hora de la misa de nuestro
santo. Más tarde llegaba el querido Festa
llevándome, en nombre de don Bosco, la salud. A
partir de aquel día, fui
(**Es18.632**))
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