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anunciando que había llegado a Malbarco 1, a
principios de febrero; que había bautizado más de
medio millar de personas, muchos hijos de indios,
y que esperaba mucho bien de aquella numerosísima
población.
Desde allí pudo atravesar los Andes y pasar a
Chile, hasta la ciudad de Chillán para algunos
asuntos de la misión.
En la travesía, desde el fortín Roca hasta las
Colonias de Malbarco, nos escribe que tuvieron que
pasar hambre, y que ciertamente hubieran perecido
todos, si la Divina Providencia no les hubiera
hecho encontrar en el desierto una vaca, perdida
hacía tiempo y casi salvaje, que cayó en el lazo,
la mataron y así pudieron comer carne.
Don Angel Savio sigue trabajando en la colonia
de Santa Cruz, y esperamos recibir sus noticias
pronto.
Don José M.¦ Beauvoir sale el día cinco de los
corrientes para Cabo de las Vírgenes, donde se han
descubierto minas de oro y se está formando una
colonia. Este punto dista de Santa Cruz casi
doscientas cincuenta millas y tal vez más.
Don José Fagnano, en cuanto resuelva algunos
asuntos que le detienen en Patagones, saldrá para
Punta Arenas, Tierra del Fuego y Malvinas.
Muy querido don Bosco, íesto son las Misiones!
Pero, íay, Dios mío, qué poco personal! íY hay
que contentarse, al menos por ahora.
En la vuelta que hizo el muy querido Monseñor
durante estos dos meses por nuestras casas de
América palpó la gran necesidad de ayuda que todas
y cada una de ellas tienen, y por eso, antes que
disminuir el personal para atender a las
necesidades de las misiones, se ve obligado a
aumentarlo con algunas imposiciones de sotana y
ordenaciones sagradas.
Seis estudiantes novicios vistieron la sotana
en Colón y tres en Almagro.
Hubo tres ordenaciones: una en Colón, otra en
San Nicolás y la tercera en Almagro, hace pocos
días.
Se ordenaron de sacerdotes, en la primera, los
hermanos don Giovannini y don Solari, y de
subdiácono el clérigo Zatti.
En la segunda hubo tres sacerdotes, don
Patricio O'Grady, don Rinaldi ((**It18.738**)) y don
Juan Bta. Zaninetti, y recibieron las órdenes
menores los clérigos Garbari y Terzuolo.
En la tercera ordenación, que hará pasado
mañana, ordenará sacerdotes a los clérigos Milano
y Paolini, diácono al clérigo Piovano y minoristas
al nuevo clérigo Capriolio y al clérigo Baldan.
Con todo esto no sabe a dónde dirigirse para
enviar un buen Cura a la parroquia de Viedma, ya
que don Remotti no es capaz y está inválido, por
lo que conviene enviarlo a Buenos Aires cuanto
antes, y don Piccono no puede cargar tanto peso
sobre sus hombros.
Pero nuestro queridísimo Monseñor quiere todas
estas molestias para sí; él con la mente y el
corazón puestos allá arriba, unde veniet auxilium
(de donde vendrá el auxilio), no teme nada, y se
siente más animado con todas estas dificultades
para tirar adelante, persuadido de que, cuanto
mayores sean las dificultades humanas, más
abundante será la gracia de allá arriba.
Muy querido don Bosco, a primeros del próximo
mes de abril volveremos, si Dios quiere, a nuestra
querida residencia de Patagones.
1 En las faldas de la cordillera.
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