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queridos hijos e hijas residentes en mi atribulada
Diócesis. Colón, Las Piedras y Paysandú tienen la
dicha de experimentar prácticamente los frutos de
su celo y abnegación; yo bendigo la hora en que
los salesianos pisaron estas regiones. Caigan
sobre ellos las bendiciones del Cielo,
Dios ha concedido a V. R. gran valimiento con
nuestra querida Madre María SSma.; ruegue, Padre
venerando, por nosotros; por mí, por mi diócesis,
y por mis queridos hermanos y familia; no extrañe
que sea importuno, las necesidades son grandes.
El Dr. Lasagna le dirá de palabra cuanto desee
saber de este país; pero una cosa le suplico por
último, que recomiende mucho se establezca en Las
Piedras un taller de oficios, aunque más no sea
que tres oficios. Esto es de suma necesidad.
Saludo con filial amor a V. R. y le pido no me
olvide, no me olvide.
Montevideo, 20 de julio de 1886.
De V.
R. U. y Affmo. Capellán,
INOCENCIO MARIA JEREGUI
Obispo
de Montevideo.
B
Excelencia Reverendísima:
Agradezco, Excelentísimo Señor, la benevolencia
y el apoyo prestado hasta ahora a nuestros
salesianos y a las hijas de María Auxiliadora, los
cuales reconocen en V. E. un padre afectuoso.
El querido don Luis Lasagna me ha traído sus
cartas, pero más que éstas me conmovieron las
palabras con que me describió la caridad y la
protección que V. E. dispensa a esos mis hijos,
que dejaron patria y familia con el único deseo de
salvar almas para Dios.
((**It18.733**)) Puedo
asegurar a V. E. que los salesianos y yo le
recordaremos siempre; ya hemos empezado en estos
días oraciones especiales para que Dios le
consuele en las tribulaciones que le envía y
bendiga su vasta diócesis tan perseguida.
Por lo que don Luis Lasagna me expone, creo que
Las Piedras no sería un lugar a propósito para
establecer una escuela de aprendices, dado que
está lejos del gran comercio; ésta podría abrirse
con menos dificultades en la ciudad de Montevideo,
si V. E. siguiera prestando su valioso apoyo y si
los señores Jackson, a quienes ya he escrito,
quisieran ayudar a ello.
El mes de noviembre partirá don Luis Lasagna
hacia Montevideo, al frente de una selecta
expedición de misioneros, para atender a este su
deseo, que también es el mío, y, sobre todo, de
Jesús y de María.
Preveo, Excelentísimo Señor, que si esta
empresa goza de su interés y protección y de la
gente buena de esa ciudad, producirá mucho bien a
las almas, triunfará la religión en toda la
república del Uruguay y hasta América toda
disfrutará de su benéfico influjo.
Acepte las oraciones y los saludos de todos
los salesianos, mientras, implorando su bendición,
besa devotamente su anillo pastoral.
Atto. seguro servidor,
(firmado) JUAN BOSCO, Pbro.
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